Microbiopolítica en tiempos de pandemia. Por una convivencia plural en la Casa común

Ana María Bonet de Viola*
Equipo Hoy Para el Futuro – UCSF**
CONICET

En el año 2008 Heather Paxson gesta el término microbiopolítica, para referirse a la relevancia de los procesos de interacción entre seres humanos y microbios. En su estudio criticaba la proliferación de procedimientos de pasteurización por sus consecuencias negativas para la supervivencia de tantos seres microscópicos que suelen convivir con los humanos. Su concepto, sin embargo, no agotaría su potencial en el ámbito de la producción de alimentos, sino que podría adquirir aplicaciones en otros ámbitos como la salud y el medio ambiente, donde cobran cada vez más relevancia estudios sobre el rol de los microbios en los ecosistemas. El término toma inclusive particular relevancia en tiempos de pandemia.

En una tendencia higienista, la especie humana ha venido deshaciéndose sistemáticamente de seres microscópicos que no sólo cohabitan la misma Casa Común, sino que además podrían cumplir una tarea particular en ella -por algo los habrá “puesto” allí el Creador-. Pesticidas, herbicidas, antibióticos y desinfectantes (desde hogareños hasta de higiene personal, como enjuagues bucales) vienen sirviendo sin duda a fines profilácticos y, en su caso, terapéuticos. Ello, sin embargo, no descarta sus consecuencias ecológicas.

En el ámbito de la ecología humana, cada vez más estudios dan cuenta de la relevancia de la microbiota en procesos fisiológicos como la digestión, el parto, la lactancia o el propio desarrollo infantil. Estos procesos de interacción microbiana vienen siendo a menudo afectados por intervenciones higienistas como el suministro de antibióticos o desinfecciones que barren no sólo los microorganismos patógenos, sino también toda una flora microbiana con la cual conviven los humanos y que -cada vez más estudios dan cuenta de ello- cumplen más roles vitales de los que los expertos venían considerando. Los jabones antibacteriales, por ejemplo, suelen barrer no solo la flora íntima, afectando negativamente su pH, sino que afectan también toda la microbiota epidérmica que convive con el sujeto. De la misma manera, los antibióticos no sólo alcanzan a las bacterias patógenas que buscan eliminar, sino que suelen afectar otros microbios que conviven en el cuerpo humano, incidiendo por ejemplo en la flora intestinal.

A nivel macroecológico el higienismo se plasma en la dinámica de explotación de los seres no humanos que habitan el planeta. Los agroquímicos no eliminan solo las plagas que procuran “controlar”, sino que destruyen el ecosistema con consecuencias residuales a largo plazo. Expertos en biodiversidad vienen también advirtiendo acerca de los nefastos efectos de los pesticidas, herbicidas y agrotóxicos en general en los ecosistemas. Estos estudios vienen demostrando que cualquier intervención humana tiene efectos ecológicos mucho más complejos que los que se venían considerando. La pandemia lo refleja.

Convivencia

En términos de la ecología integral del Papa Francisco, la consideración del planeta como Casa Común, donde no solo cohabitamos, sino que convivimos -en una “fraternidad universal”- humanos y no humanos, debería tener en cuenta también a los “no-humamos” microscópicos.

Hoy Para el Futuro: Equipo Universitario de Reflexión Interdisciplinar

Los microbios permanecen sin embargo ignorados no solo por la lógica del “antropocentrismo desviado” que gestó el Antropoceno, sino incluso por corrientes ecologistas, que limitan sus reivindicaciones a reclamos por el cuidado de animales, bosques, agua.

La actual crisis pandémica no solo ha profundizado y sobre todo puesto de manifiesto la crisis eco-social que viene arrastrando el actual modelo de convivencia desde su gestación moderna, sino que ha venido a instaurar -por un tiempo hasta ahora indeterminado- un poderío microbiano ciertamente inusitado.

Expertos vinculan la pandemia, entre otras causas como la globalización, con el avance de la expansión urbana y con la intromisión humana en nuevos ecosistemas que hasta entonces se mantenían aislados. ¿Será la pandemia una rebelión frente a tanta intromisión, sumada al desplazamiento sistemático producido por el higienismo?

Los expertos todavía no lo afirman a ciencia cierta. Pero sí sabemos que la pandemia ha puesto en jaque el poder antropocéntrico. En una especie de “golpe de Estado” ha impuesto un nuevo orden global, convocando así “de facto” a una nueva “parlamentariedad ecológica” -o “parlamentariedad de las cosas” en términos de Bruno Latour-. La política no puede obviar hoy en día al Covid. Lo tiene que tener en cuenta.

Este “golpe de facto” al Antropoceno resignifica el concepto de microbiopolítica de Paxson. Los reclamos de recuperación de los vínculos con lo no humano -incluso microscópico- adquieren una urgencia particular.

La pandemia podría advertir que si no se recuperan tales vínculos, es decir si no se empieza a tener en cuenta a lo no humano -en cualquier materia tanto económica, como política, como jurídica o cultural-, lo no humano se viene, de otra manera, a revelar.

Tal vez sea tiempo de hacer lugar al “Parlamento de las cosas” de Latour: sea tiempo de empezar a considerar a lo no humano en cada toma de decisión humana. Sea como sujeto de derechos o no, el orden jurídico deberá considerar una nueva forma de regulación de los vínculos con lo no humano que revise la dinámica de explotación que fue habilitada por su tratamiento como objeto.

Si el siglo XIX fue para el derecho el siglo de las libertades y el siglo XX el de los derechos humanos, tal vez deba el siglo XXI dar lugar a los derechos ecológicos. Derechos que tengan en cuenta no solo a los humanos, sino a todos los seres que convivimos en esta Casa Común, que es el jardín del mundo.

(*) Investigadora Universidad Católica de Santa Fe – CONICET. Postdoctorado CONICET. Doctora en Derecho (Universidad de Bremen, Alemania), Master en Derecho – LLM (Universidad de Friburgo, Alemania), Abogada (UNL, Argentina), Mediadora. Directora del Proyecto de Investigación “Derechos humanos y economía. Relaciones y tensiones entre los derechos sociales y ambientales y el orden jurídico-económico transnacional”, UCSF, Argentina.

(**) Hoy Para el Futuro es un equipo interdisciplinario de profesionales pertenecientes a la comunidad de la UCSF movilizados por las problemáticas que la pandemia ha puesto de manifiesto en algunos casos y profundizado en otros, que pretende constituir un espacio de reflexión que permita pensar los desafíos socio-económicos y espirituales de nuestra sociedad en el escenario de la post-pandemia, con una mirada integral y abarcativa en el marco de un nuevo paradigma de convivencia humana.

Publicado en El Litoral https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/259533-por-una-convivencia-plural-en-la-casa-comun-por-ana-maria-bonet-de-viola-opinion.html


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