Saludo y mensaje de Navidad de Mons. Sergio A. Fenoy

Queridos hermanos:

Como a los pastores de Belén, los ángeles también nos anuncian: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor».

Hoy se nos repite con fuerza: ¡No teman! porque Dios no interrumpe su historia de salvación con el hombre. Él permanece siempre fiel a su alianza y a sus promesas. Jesucristo sigue salvando: para eso nace, para ser testigo de la verdad (cf. Jn 18,37), de la verdad de Dios y del hombre que es amado por Dios. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne.

En la noche de las dificultades en que vivimos, en este tiempo que continúa marcado por la pandemia y sus consecuencias, en el drama de la pobreza, la violencia y el sufrimiento, se nos anuncia: ¡No teman… les ha nacido un Salvador! No estamos ya solos ni abandonados. A pesar de nuestras tinieblas, la luz de Dios resplandece.

Celebrar la Navidad es recordar y actualizar esta alegría: Dios, el Eterno, el Infinito, es, para siempre, Dios con nosotros, el “Emmanuel”. Él se hace cercano para comunicar su Gracia, que es ternura y salvación. La esperanza de la Navidad no ilumina el mundo solamente desde lo alto, sino desde dentro de nuestros corazones, de nuestra vida diaria, de nuestras comunidades cristianas y de nuestras estructuras pastorales, para ser colmados del Amor de Dios que “elimina el temor” (1Jn 4,18) y “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5)

Los pastores ante el anuncio dijeron « ¡Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido y lo que el Señor nos ha anunciado! » Fueron rápidamente y encontraron a María, José y al Niño. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente, se quedó en casa entre sus cosas; los pastores en cambio «fueron rápidamente» (cf. Lc 2,16). También a nosotros se nos invita hoy a hacer este movimiento, partir en medio de la noche al encuentro del Señor que viene: desde aquello en lo que nos sentimos marginados, desde nuestros límites, desde nuestros pecados. Acerquémonos a Dios que se hace cercano. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama y nos perdona siempre.  

Todos necesitamos de este anuncio navideño que nace de la experiencia del encuentro con el Dios vivo: ninguno está marginado a los ojos de Dios. Esta es la alegría que estamos invitados a compartir, a celebrar y a anunciar desde la cuna del Niño Dios. Seamos misioneros de esta gran alegría: la belleza de ser amados por Él. Dios nos abrazó en su infinita misericordia y nos impulsa a hacer lo mismo. Esta vida nueva es un don gratuito que Él nos hace. Una gracia que se ha manifestado, y cuya puerta se ha abierto en el mundo en la gruta de Belén. ¡Que podamos ser testigos que para todos ha llegado la gracia de la Navidad!

¡Feliz Navidad!

 

+ SERGIO ALFREDO FENOY

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

Junto al Equipo Arquidiocesano de Pastoral Juvenil y Vocacional



Vicerrectorado de Formación