La imprescindible necesidad de transformar el paradigma de desarrollo imperante, en otro que nos conduzca por la vía del desarrollo sostenible, inclusivo y con visión de largo plazo, estuvo entre las causas principales que permitieron la proclamación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en septiembre de 2015.
Los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas y un gran número de actores de la sociedad civil, del mundo académico y del sector privado, en un proceso de negociación abierto, democrático y participativo, se expresaron de manera colectiva plasmando el citado documento.
Es destacable además el énfasis que se puso en resaltar que nadie quede atrás en el proceso de desarrollo a implementar y que éste se respalde en el principio de sostenibilidad. Esto implica asegurar la justicia intergeneracional, salvaguardando el futuro para las próximas generaciones al garantizar que cada una de las metas del desarrollo tenga en cuenta la protección del medio ambiente, tanto en el mediano como en el largo plazo.
En la búsqueda de diseñar e implementar un enfoque transformador para la sostenibilidad social, económica y ambiental de nuestro planeta, la Agenda 2030 fue pensada y diseñada con la aspiración de instaurarla como guía y referencia de los países y sus respectivas comunidades en el diseño e implementación de sus planes de trabajo.
Si bien se señaló su carácter no prescriptivo y el reconocimiento de que no hay rutas ya definidas, ni recetas válidas para todos los países, se hizo necesaria una definición común de los propósitos a alcanzar.
El texto original de la Resolución 70/10 destaca que “tras un proceso inclusivo de negociaciones intergubernamentales y tomando como base la propuesta del Grupo de Trabajo Abierto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, se establecieron 17 Objetivos y 169 metas de “carácter integrado e indivisible, de alcance mundial y de aplicación universal” enunciándolos de la siguiente forma:
“ODS 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo.
ODS2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible
ODS 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades
ODS 4: Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
ODS 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
ODS 6: Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
ODS 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos
ODS 8: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
ODS 9: Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
ODS 10: Reducir la desigualdad en los países y entre ellos.
ODS 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
ODS 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
ODS 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
ODS 14: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
ODS 15: Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad
ODS 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas
ODS 17: Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”. ([1])
Estos objetivos fueron el fruto de un amplio y participativo debate en el ámbito de la ONU y entre sus propósitos principales, está la aspiración de conformar una nueva hoja de ruta para los países. De allí la importancia de su conocimiento y difusión para su debate y utilización como herramientas para que los Estados miembros, en sus diferentes instancias jurisdiccionales, prevean y diseñen sus políticas públicas priorizando las acciones que contribuyan a alinear los procesos e instrumentos de la planificación con la Agenda 2030.
Por Eduardo N. Kinen, director del Instituto de Gobierno y Ciudadanía
Notas:
[1] Resolución 70/10. Naciones Unidas