En el marco de las audiencias públicas realizadas en el Senado de la Nación, previo tratamiento de la Ley de despenalización del aborto, el Dr. Guillermo Kerz expuso en contra del proyecto. Compartimos su discurso.
Quiero realizar un respetuoso contrapunto sobre el enfoque dado por el Ministerio de Salud de la Nación y expuestos por el ministro ante la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. Lo realizo desde la experiencia y el conocimiento que adquirí cuando fui Subsecretario de la Provincia de Santa Fe durante la gestión del gobernador Obeid, en los años 2006- 2007.
Presento ante Uds. algunos ejes de reflexiones sobre un tema que no es más ni menos que expresión de la cuestión entre ética y política.
Me refiero a que el problema relativo a la supresión violenta de la vida humana bajo la figura de la legalización del aborto por causales de salud es tan central en aquella cuestión que polemiza con el lugar que ocupar la acción política en esta materia.
Podemos sostener que Uds. señores senadores poseen una representación potenciada. Representan por un lado al poder legislativo federal, es decir a nuestras provincias más Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a la vez son elegidos por nosotros los representados por ser habitantes de cada uno de esos distritos. Es en calidad de este reconocimiento, pero también en calidad de representado que paso a exponer en términos de contrapuntos, mis argumentaciones.
No vengo con el objetivo de imponer nada, no encuentro en las obediencias irreflexivas, ningún atisbo de libertad; respeto la libertad y su ineludible identificación con la conciencia de cada uno; sería, pues, un error imperdonable querer imponer mis razonamientos sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Solo les solicito que les presten atención.
Sobre estos ejes, presento argumentaciones y propuestas
La Política de Salud se sostiene en una definida arquitectura de políticas sociales.
Esta propuesta se centra en los dos pilares en que se apoya la prevención primaria de la Salud, como son la promoción y la protección de la Salud.
Entiendo que es la Promoción de la Salud la que permite que las personas tengan un mayor control de su propia salud. Abarca una amplia gama de intervenciones sociales y ambientales destinadas a beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida individuales mediante la prevención y solución de las causas primordiales de los problemas de salud, y no centrándose únicamente en el tratamiento y la curación.
Lo dicho sirve de marco para ubicar el problema de mortalidad materna por aborto.
Ésta y otras causas como. hemorragias postparto, estados hipertensivos del embarazo, infecciones puerperales detalladas por el ministro en la Cámara de diputados, están en íntima relación con los determinantes SOCIALES DE LA SALUD de la salud; es decir aquellos determinantes que por no ser evaluados con precisión influyen para que las mujeres vean cercenado su estado de salud. Los determinantes de la Salud enferman, someten a la mujer en situación de pobreza a mayor pobreza y expresan una falta de políticas sociales de Estado.
El concepto de determinantes sociales de la salud refiere, según la OMS, a las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas adoptadas.
Los determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las inequidades sanitarias, esto es, de las diferencias injustas y evitables observadas en y entre los países en lo que respecta a la situación sanitaria.
La información dada por el Ministerio de Salud en la Cámara de Diputados obvia esta argumentación, parcializa y hasta distorsiona la evaluación de este problema de Salud Pública. Persigue una especie de eficacia social de la comunicación; buscar el éxito sobre lo que se dice y no la veracidad de las fundamentaciones y precisiones de los datos y/o hechos.
La sub y sobreregistración -reconocida por el ministro- no pueden sustentar ninguna política de salud. Medir bien es condición necesaria para decidir bien. Es un error metodológico tomar decisiones sobre informaciones incompletas y/o erróneas; además se requiere precisas mediciones para una correcta asignación y aplicación de recursos; máxime cuando se trata de determinantes sociales de la salud.
Reflexionando sobre la importancia de los determinantes de la Salud en las Políticas de Salud, el domingo próximo pasado, se publicó en un medio de Rosario, una investigación de la Secretaría Municipal sobre interrupción legal del embarazo.
Citamos “En los centros de salud se practican 500 a 580 abortos legales cada año…las madres que interrumpen su embarazo tienen 25 años ya son madres y están desempleadas”.
La mujer pide el aborto por falta de trabajo (es la causal salud), la salud publica acepta su decisión, aunque quizás no sea su elección. ¿Qué capacidad de libre elección se tiene si está coaccionada por la necesidad transformada en desesperación y por qué no en esclavitud? Estar desocupada, vivir en las fronteras de una sociedad que mientras apela a su inclusión la excluye, no poder satisfacer las necesidades que en tiempos de globalización no son mínimas no solo es desesperante sino es perder la propia condición humana. No procurar trabajo para que no aborte es no garantizarle un derecho, es in-visibilizar un derecho: el derecho a la vida de una y del otro. No hay que olvidar que una persona es libre cuando está exenta de coacciones externas. Tomar decisiones en este contexto expresa por parte de la mujer la búsqueda de una solución; pero también expresa una profunda incapacidad del Estado: la de garantizar a todos y a todo el derecho a la salud.
Una Política de Salud Pública que unilateralmente se enfoque en una rápida y pronta solución al problema dejando de lado los determinantes sociales de la Salud, es una política diseñada sobre la ecuación costo-beneficio; su finalidad es alcanzar un derecho a la salud, en términos de utilidad, costos y beneficios. La ética de la responsabilidad y solidaridad colectiva que supone un sentido compartido entre unos con otros deja de ser objetivo básico para el diseño de una política de y en salud.
Volviendo a la relación entre pobreza y aborto, podemos concluir que muchas mujeres son empujadas al aborto por su vulnerabilidad social. Hay una violencia de género manifiesta o implícita que la discrimina y una ética centrada en el costo beneficio y no en el beneficio de la inversión. Terminan siendo víctimas de un Estado que al dejar de lado su rol de promoción y protección de la salud, las pone cada vez más lejos de las fronteras de la inclusión.
Las políticas sobre salud en materia de interrupción voluntaria del embarazo propuestas en Diputados, toman un universo general pero no desagregan las brechas en materia de salud. Conclusión si no consideramos este aspecto es probable que la mujer en situación de pobreza y habitante de una zona de escaso o poco desarrollo económico social sea más proclive a interrumpir su embarazo. Las ampliaciones en las brechas de salud hacen que vivamos en un país cada vez más estratificado según grados y niveles de desarrollos y menos solidario. Al parecer, los otros en tanto vulnerables y excluido van estando cada vez más lejos de la construcción del sentido de patria.
La eliminación violenta de una vida, la falta de acción de Políticas en Salud y Políticas Sociales muestran la cara oculta del verdadero drama de decidir sin libertad. Su punto más álgido se presenta en el momento en que la mujer duda sobre si continua o no con la existencia de esa pequeña vida humana.
Me pregunto y les pregunto ¿No hay contradicciones entre alternativas en la Promoción de la Salud en un proyecto de ley que plantea como sinónimo de tal, la eliminación en forma violenta de una vida humana? ¿El tamaño de esa vida es suficiente argumento para su eliminación? ¿El derecho a decidir presupone la negación de otro derecho?
En pos de defender las dos vidas sugiero la lectura de un proyecto de ley sobre Protección integral de la mujer en conflicto con su embarazo presentado hace diez años en la Legislatura de la provincia de Santa Fe por la ex diputada provincial Silvina Frana.
¿Por qué lo propongo? Porque en su articulado se puede ver con claridad la correspondencia entre determinantes sociales y políticas de Salud.
Para concluir y haciendo referencia la objeción de conciencia, no puedo dejar de lado mi juramente Hipocrático realizado en la faculta de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario en 1988. Juré con plena conciencia y libertad “tener absoluto respeto por la vida humana desde el instante de su concepción y no permitir jamás que entre el deber y el paciente se interpongan condiciones de religión, de nacionalidad, de raza, de partido o de clase”.
Treinta años de ejercicio profesional no menguaron la fuerza de este juramente, lo acrecentaron.
Sintetizando
La vida humana comienza desde la fecundación y se establece un continuum que no tiene puntos divisorios, a pesar de que el proyecto de ley propone transformarlo en un proceso discreto, dividiendo el continuum en fases arbitrarias.
Si reemplazamos una ley de aborto por una de acompañamiento, cuidado y protección de la embarazada en conflicto con su embarazo, disminuiríamos no solo el aborto clandestino y a demanda, sino que respetaríamos ambas vidas poniéndolas en un lugar donde se privilegia su cuidado. Una ley así invertiría afirmaciones referidas a que una ley de aborto significa una Argentina un poco más justa, para poner en su lugar a una argentina más humana.
Gracias por permitirme proponer a su conciencia esta propuesta, porque decidirán con su voto, los que afectará a esta generación y futuras generaciones y a la libertad del ejercicio profesional de la medicina.