La vocación y la misión de la familia en la iglesia y en el mundo

El documento base del Sínodo, conocido como Instrumentum Laboris  retoma la estructura de la Relación final de la Asamblea extraordinaria que tuvo lugar en Roma en Octubre de 2014 y está dividida en tres partes.

Esquema del Instrumentum Laboris:

I Parte: La escucha de los desafíos que afronta la familia

I.1 La familia y el contexto antropológico – cultural.

I.2 La familia y el contexto socioeconómico.

I.3 Familia e inclusión.

I.4 Familia, afectividad y vida.

II Parte: El discernimiento de la vocación familiar.

II.1 Familia y pedagogía divina.

II.2 Familia y vida de la Iglesia.

II.3 Familia y camino hacia su plenitud.

III Parte: La misión de la familia de hoy.

III.1 Familia y evangelización.

III.2 Familia y formación.

III.3 Familia y acompañamiento eclesial.

III.4 Familia, procreación y educación.

Conclusión.

 

La Primera Parte está relacionada con el pasado Sínodo (2014) y se destacan algunas novedades: los desafíos son la pobreza y la exclusión social, la tercera edad, la viudez, el luto en la fsinodo-extraordinario-de-la-familia-2014amilia, la discapacidad, las migraciones, el papel de la mujer, la afectividad, la educación de la sexualidad y la bioética.

La Segunda Parte ha sido enriquecida con una ampliación de los temas relacionados con el matrimonio natural y la plenitud sacramental, la unión y la fecundidad, la dimensión misionera, la fe, la oración, la catequesis, el estrecho vínculo entre la Iglesia y la familia, los jóvenes y el miedo de contraer matrimonio, la misericordia.

La Tercera Parte comienza con una reflexión sobre la familia y la evangelización y se profundizan cuestiones como el tema de la familia, sujeto de la pastoral, la liturgia nupcial, un lenguaje renovado y la apertura misionera.

Finalmente el Papa Francisco ha recordado en la catequesis del miércoles 7 de octubre que la Iglesia ve hoy en día el sentido histórico de su misión en lo que respecta a la familia y al auténtico espíritu familiar, empezando por una atenta revisión de vida que empieza por ella misma. Se podría decir que el “espíritu de familia” es la carta constitucional de la Iglesia: así debe aparecer el cristianismo y así debe ser. La Iglesia es y debe ser la familia de Dios.



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