La UCSF agasajó a sus egresados de 50 y 25 años

Una vez más, la Universidad Católica de Santa Fe celebró las Bodas de Oro y Plata de sus egresados y egresadas. Esta vez, fue el turno de quienes se graduaron en 1973 y 1998 y del reconocimiento a docentes, y personal administrativo y de servicio que cumplieron 25 años de labor en la institución. 

En salas colmadas de familiares y amigos de los homenajeados, la UCSF recibió a quienes la eligieron para formarse profesionalmente hace ya 50 o 25 años. 

La misa celebrada por el Padre Nicolás Cortés Zavala en Santa Fe y la bendición a los egresados del Pbro. Gervasio Silva en Posadas fueron el inicio de estas jornadas cargadas de emotividad y reencuentros.  

 

“Llevar el lema de nuestra Universidad adonde quiera que vayan” 

Las emociones se pusieron a flor de piel cuando fue el turno de los discursos de los egresados: el abogado Miguel Ángel Conrado Bedini fue el encargado de dirigirse a los presentes en nombre de quienes celebraban sus Bodas de Oro en Santa Fe, mientras que la abogada Rossana Beatriz Sienra tomó la palabra en Posadas. 

Sin papel en mano y apelando a una envidiable memoria, el Abogado Bedini recorrió aquellos años que recuerda a la perfección y que hoy celebran sus 50 años como egresado de la Facultad de Derecho y Ciencia Política.  

“Yo vine de un pueblo del interior en el año 68 a estudiar a Santa Fe. Hoy puedo decir con orgullo que nuestra formación transitó por el mismo lugar por el que alguna vez caminó el Papa Francisco, que era el Colegio Inmaculada. Tengo los más hermosos recuerdos de esa época”.

Al momento de los reconocimientos, mencionó uno especial a sus compañeros de promoción, “y otro a Monseñor Zazpe, quien fue realmente un verdadero motor e impulsor que dejó una huella muy difícil de igualar, un hombre con una misión, que seguramente soñó con una Universidad como la que hoy tenemos. Una Universidad que está en el corazón de los alumnos, que se estableció en el antiguo seminario y que hoy, entrar y ver este edificio, demuestra el enorme esfuerzo de sus fundadores y de quienes lo continuaron, trabajando mucho para que se consolide y sea considerada una de las instituciones más competentes, no solo de la provincia sino de la República Argentina”.  

Mencionó también a los docentes y abogados “que nos enseñaron el Derecho, que vinieron a formarnos en la Abogacía, verdaderos maestros, que brindaron sus clases en función de servicio, a ellos mi total reconocimiento”. 

Y finalmente, coronó sus palabras con un mensaje: “Las verdades que nos enseñaron háganlas saber sin ninguna reserva, llevando el lema de nuestra Universidad ‘In Homnen Veritatem’ a donde quiera que vayan”.  

 

Elegir seguir siendo útiles 

En Posadas un silencio expectante se apoderó de la sala para escuchar a Rossana Beatriz Sienra, quien comenzó resaltando lo lindo de sentir “que después de tanto tiempo, la Universidad se acuerde de nosotros”.  

Hablándole directamente a sus pares de la profesión, destacó “esa capacidad que tiene la vida de llevarnos por caminos diferentes o que, en diferentes circunstancias no hubiéramos imaginado. Algunos han elegido la actividad independiente; otros, la actividad pública, la carrera judicial o la actividad política. Pero hoy estamos acá para ser agasajados por la Universidad y por sentirnos agradecidos de lo que hemos recibido”. 

“No son tiempos fáciles los que vivimos. Estamos asistiendo a un tiempo bisagra. En estos años nos cambiaron las normas, las leyes, los códigos. Y está bien. La sociedad va evolucionando. Hemos pasado del expediente en papel al expediente digital; en el fuero federal estamos pasando del sistema mixto al sistema acusatorio; la oralidad nos atravesó en cada uno de los caminos y la informática y los medios digitales vinieron para quedarse. Y así, en muy poco tiempo pasamos del sistema escrito a las audiencias por zoom o meet; y hasta hablamos de lo que nos puede aportar el chat GPT. O nos aggiornamos o nos quedamos fuera del sistema”, aseguró.  

Y brindó dos reflexiones de estos 25 años: “la primera es que nunca dejamos de aprender. Y la segunda, al igual que en aquella época, es que lo que decidamos hacer o donde decidamos estar o cómo decidamos seguir, depende fundamentalmente de cada uno de nosotros. Fuimos artífices del esfuerzo que elegimos para terminar los estudios y somos artífices de los profesionales que queremos seguir siendo. Ojalá todos decidamos seguir aprendiendo y seguir en carrera”.  

Finalmente, parafraseando a un Nobel de Literatura, dijo: “el problema de nuestra época es que la gente no quiere ser útil, sino importante. Ojalá que desde donde uno puede estar o desde lo que elijamos seguir haciendo, elijamos seguir creciendo. Por nosotros, por nuestras familias y por la sociedad. Ojalá que elijamos seguir siendo útiles”.  

 

Una Universidad centrada en la persona 

Posteriormente, el rector, Mg. Lic. Eugenio Martín De Palma se dirigió a los presentes y compartió un breve recorrido de los últimos 25 años de la Universidad. Destacó la apertura de nuevas carreras, logros internacionales que ponen a carreras como Diseño Industrial en línea con sus pares del mundo de la disciplina; los permanentes intercambios de alumnos con universidades de Francia, de España e Italia, poniendo a la internacionalización como una prioridad de la universidad. 

En la oportunidad compartió su experiencia, junto a otros 200 rectores de América Latina y el Caribe, en un encuentro con el Papa Francisco, “quien en un espacio de carácter coloquial nos habló de la importancia de los tres lenguajes humanos. Recordándonos que la tarea de las universidades no debe ser solamente la de ‘aprender cosas’, nos dijo: ‘ustedes tienen que formar a los chicos y a las chicas en los tres lenguajes humanos, el de la cabeza, el del corazón y el de las manos. De tal manera que aprendan a pensar lo que sienten y lo que hacen, a sentir lo que hacen y lo que piensan, y a hacer lo que sienten y los piensan’”. 

Citando al Papa Francisco, De Palma destaca que hay que “formar a los chicos y a las chicas en los tres lenguajes humanos, el de la cabeza, el del corazón y el de las manos.”

Finalmente mencionó que, más allá de los logros académicos, “nuestro centro sigue siendo la persona y bajo ese principio y en esa relación personalizada entre el docente y el alumno es que se alcanzan los objetivos académicos de una manera plena y con sentido”, dijo el rector y citando a las sagradas escrituras, mencionó: ‘al árbol por sus frutos se lo conocerá’. Ustedes son estos frutos, ustedes llevan y honran en la sociedad este sello ‘in omnem veritatem’. Gracias por querer seguir siendo parte de esta comunidad”. 

La entrega de medallas al personal y los docentes que hace 25 años dedican su trabajo a esta Universidad fue un momento de total emotividad y reconocimiento por parte de las autoridades y todos los presentes. 

Seguidamente y acompañados por fuertes aplausos, fueron entregándose los diplomas a los graduados de hace 50 y 25 años, quienes al escuchar su nombre se acercaban al escenario visiblemente emocionados.  

Finalmente, los graduados y sus familiares compartieron un brindis, cargado de anécdotas y recuerdos de sus años de universidad. 

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