La libertad del yo con el otro

 

Los conversatorios de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Católica de Santa Fe ya se erigen como una constante a la hora de debatir, intercambiar ideas y generar conocimiento en el contexto actual de pandemia. Su dinámica propone como punto de partida alguna problemática en particular para asumir como eje del conversatorio, y esta vez fue el turno de la experiencia de vivir nuestra humanidad en cuarentena. Por la naturaleza misma de esta circunstancia, inevitablemente el debate tocó de cerca la política y la filosofía y la vida de la fe.

En esta ocasión, los expositores fueron los docentes Luis Capelari (Filosofía Antropología) y Juan Pablo Viola (Filosofía), así como los sacerdotes Carlos Scatizza (Vicerrector de Formación y docente de Teología) y Enzo Fratti (capellán de la Sede Rosario y estudiante de Filosofía). La decana Carmen Gonzalez ofició nuevamente de moderadora sugiriendo preguntas disparadoras, y destacó que “La Universidad debe generar estos espacios para pensar en conjunto”.

Derechos y República

El primero en tomar la palabra fue Luis Capelari, quien se preguntó si podíamos actualmente hablar de República teniendo derechos “no perdidos, pero si postergados”; y mencionando que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial –base de toda República- no están actualmente funcionando con normalidad.

“El Estado suspende el derecho a la libre circulación y muta paulatinamente a un Estado gendarme. Hay un acostumbramiento a la reducción de derechos y al gobierno por decreto donde no hay republicanismo. No digo que haya que abrir todos los negocios, pero hay un adormecimiento que me parece obsceno a raíz de algunas publicidades inescuchables…No hay que ser ingenuos” expresó Capelari, virando hacia otro de los temas que sería tratado por los expositores: el rol de los medios de comunicación.

“Hay un bombardeo mediático que infunde temor, y eso dificulta el pensamiento. Y disentir es parte del pensamiento” observó.

En sintonía con la concentración de información, pero esta vez desde el punto de vista del flamante “home-office” consideró Capelari que “al digitalizarse las actividades, esto redunda en un acaparamiento y manejo de la información muy importante”.

“Mirar desde otros lados esta pandemia es ‘el Uso de la razón’ como dice Kant. Dejar de lado la mano del tutor que me dice que debo pensar o hacer, y Kant no era anarquista ni revolucionario. Se trata de poder decir lo que se piensa sin miedo y entender la responsabilidad del debate político sin tomar partido” concluyó.

No hay paraíso tecnológico

Juan Pablo Viola, por su parte, reflexionó que esta situación puso en jaque “a los límites de la libertad del hombre, no de cada uno. Veníamos de una etapa de mucho progreso, parecida a la revolución industrial, parecía que era infinito, que el hombre se impone sobre la naturaleza. Y llega un virus y detiene la economía y nos hace caer en una crisis igual que la del 1929”

“Este relato está emparentado con la ilustración. El hombre cree que va a poder instalar el paraíso en la tierra a fuerza de tecnología. Pero en latinoamérica va a haber unos 90 millones de nuevos pobres, y hasta un 60%van a ser pobres estructurales, marginales, es terrible lo que va a suceder y ya está sucediendo” observó.

Al igual que su antecesor, Viola tocó de cerca la temática de la concentración de información, al aseverar que “las nuevas tecnologías y la intromisión a las libertades individuales no está causada por la pandemia, sólo potenciada. Y detrás de esto no está China, está Mark Zuckenberg, Bill Gates, Twitter, que no son comunistas. Y ellos están detrás de nuestra información privada. Vivir en una democracia nos da la libertad de que Google nos ‘espíe’, pero nosotros lo dejamos, a veces de una forma pasiva”.

“Los países que han armado otro relato desde el punto ético/político como EEUU, Brasil, Chile, Perú o Gran Bretaña, son también los países que están más arriba en muertos. No es que me pare desde el oficialismo argentino, pero es un punto a tener en cuenta” mencionó cuando su exposición abordó el tema político.

Una fe que salva

Para ilustrar sus ideas, Scatizza compartió varias imágenes muy simbólicas. Comenzó con  la foto icónica del papa Francisco solo en la desierta Plaza San Pedro, bajo la lluvia, en el momento de oración por el fin de la pandemia. Al respecto, consideró: “Nos recordó la vulnerabilidad del hombre, y descubrimos lo frágiles que somos. Esta imagen fue una parábola de nuestra humanidad. Tenemos que volver a esas preguntas que hacen a nuestra condición humana”

“Puede ser esta una gran oportunidad para redescubrirnos en una relación mas plena con el otro, con quien completa mi humanidad” agregó en la misma sintonía.

Pero también insistió en la oportunidad de redescubrir la vida de la comunidad en la Iglesia ya que en esta especie de “privatización de la fe” a la que llevó la asistencia a las Misas por internet, vuelve a abrirse también para la Iglesia una oportunidad de resignificarse.

Finalmente mostró otra foto icónica:la imagen de un niño peruano que sale a la calle de noche  a rezar pensando que “dentro de su casa puede haber mucho ruido y Dios no lo escuche”.

“En esa imagen el mensaje es para el hombre de hoy que puede volver a preguntarnos ‘¿Dónde está tu Dios?’, frente a lo cual podemos responder con nuestras propias manos extendidas y nuestra presencia solidaria junto a cualquier hermano” dijo al respecto.

Muertes invisibilizadas

“La muerte nos enfrenta a peligros que pueden ser desafíos y a la vez oportunidades. Pero el peligro es quedarnos con la cifra y los números, y de esta manera invisibilizar” comenzó Enzo Fratti a su turno de disertar.

Seguidamente llamó a no banalizar otros suplicios que nos toca afrontar como sociedad.

“Desde que empezó la cuarentena en el pueblo sepultamos a 15 personas, ninguna por Covid. Muchas por cáncer. De esas muertes hoy no se habla, están invisibilizadas. No podemos pensar en otras problemáticas, como tantas mujeres que mueren víctimas de la violencia, este tema también se acalló de alguna manera. Me parece que detrás del número corremos el riesgo de las otras muertes y otros peligros y otras realidades, y el desafío es descubrirlas”.

Fratti también reflexionó que “el otro peligro es invisibilizar la propia muerte. No nos creímos tan mortales, sólo entramos en pánico por el coronavirus, pero a medida que fue pasando el tiempo nos seguimos sintiendo invulnerables, solo tenemos un talón de Aquiles: solo puede matarnos el Covid. Le tenemos miedo a eso. El desafío es descubrirnos mortales, finitos, necesitados del otro”.

“Otro desafío es la despersonalización de la muerte, hoy los muertos son números y no personas. No son discusiones de ahora, sólo que están potenciados (seguimos discutiendo si fueron 30.000 o 6.000 desaparecidos). Y detrás de esos números hay personas y familias” agregó. “Tenemos que ‘Vencer la globalización de la indiferencia’ como dijo el Papa Francisco. Vislumbrar la oportunidad que, a través del amor, nuestra vida pueda ser diferente; y descubrir al otro. Vencer el miedo. El gran desafío es no quedarnos solo con la sanación, sino poder dar el salto y redescubrir el sentido último” consideró para terminar.

Intercambio final

Finalmente, en un diálogo abierto entre los expositores y los asistentes se señaló otro costado de la crisis que la pandemia desnudó: “lo que desnuda nuestra vulnerabilidad es la necesidad de Dios” señaló Viola y entonces la crisis real no es tanto sanitaria sino mas profunda: la del sentido de la vida y de la muerte, que con la aparición de la pandemia vino a hacerse evidente.

 

 

 

 



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