En su primer año como rector de la Universidad Católica de Santa Fe, tuvo por delante el inédito desafío que implicó la suspensión de actividades presenciales. Destacó el funcionamiento educativo y el rol social que asumió la institución durante la pandemia. “Fue un año muy difícil, lleno de incertidumbres, pero también de grandes oportunidades”, señaló.
Por Mauro L. Muñoz para El Litoral
El pasado martes 15 de diciembre, se llevó adelante el cierre del 2020 en la Universidad Católica de Santa Fe, por medio de la tradicional Misa de Fin de Año, presidida por el Vice-Gran Canciller, Pbro. Lic. Ernesto Agüera. Luego de la celebración, el rector de la casa de estudios Eugenio Martín De Palma tuvo la oportunidad de realizar el balance anual junto a la comunidad educativa que estuvo presente de forma representativa en todos sus estamentos: el directorio, el Consejo Superior, los docentes, el personal y los alumnos.
“En ese marco de reflexión, manifesté a los presentes las obvias dificultades de un año muy difícil, lleno de incertidumbres y adversidades. Pero también remarqué que fue un tiempo lleno de oportunidades”, evaluó De Palma, a un año de ser designado al frente de la institución, respecto de la experiencia que la casa de estudios atravesó durante el último año en pandemia.
“A nivel institucional, creo que este tiempo nos permitió ver lo mejor de cada uno. La adversidad nos unió mucho como comunidad, sacando a relucir los aspectos solidarios de todos los que forman parte de la Universidad”, resumió el rector de la UCSF en diálogo con El Litoral.
-Llegando al final de un año convulsionado y apremiante, que además fue el primero de su gestión, ¿cuál es el balance sobre el funcionamiento de la Universidad?, ¿fue posible sostener la continuidad pese al distanciamiento?
-Afortunadamente, puedo decir que en mi función me sentí muy acompañado. Con las autoridades con quienes tuvimos mucho diálogo, mayor al habitual, a través de reuniones remotas sistemáticas. También, de parte de todo el cuerpo docente y no docente, que estuvo totalmente a la altura de las circunstancias en estos momentos de grandes adversidades.
En cuanto a las clases, lógicamente, en los dos primeros meses tuvimos algunas dificultades. Pero a partir de mayo, logramos una sistematicidad muy buena en el dictado a distancia.
Esto fue destacado por los decanos, con quienes en este momento estamos realizando una serie de encuentros personales para dialogar sobre lo que dejó este año. Ellos remarcaron que ahora se abrió un escenario con muchas oportunidades.
Los alumnos también valoraron el esfuerzo. Con ellos mantuve encuentros virtuales, durante la primera quincena de noviembre, donde, en líneas generales, resaltaron la continuidad de clases y la posibilidad de generar espacios de consulta con sus docentes.
Además, la modalidad implementada resultó ventajosa para algunas sedes, ya que pudieron tener la presencia del titular todas las semanas, cuando normalmente variaba entre una vez cada dos semanas o una vez por mes según el dispositivo pedagógico desarrollado.
-¿De qué forma se abordó pedagógicamente la excepcionalidad de este año?
-La educación a distancia era algo que teníamos planeado en un proceso paulatino de cinco años, pero las circunstancias hicieron que en un par de meses tengamos que asumir el desafío.
Ante ello, desde el rol directivo, solo realizamos algunas sugerencias sobre ciertos criterios, ya que entendimos que no era adecuado ser demasiado normativos y taxativos frente a una situación muy compleja y diversa. Por ejemplo, aconsejamos que existan al menos un cincuenta por ciento de encuentros de clases sincrónicas.
Considero que el saldo final del proceso de enseñanza-aprendizaje fue favorable. Somos conscientes de que no es lo mismo que la educación de modo presencial, pero este período nos sirvió para atravesar el miedo que a veces genera enfrentarse a estos cambios.
-¿Cómo planea el desarrollo del próximo ciclo? ¿La modalidad adoptada seguirá siendo la misma que la de este año?
-Personalmente, creo que el formato mixto, complementando la presencialidad con los dispositivos de virtualidad, vino para quedarse. En ese sentido, se abren muchas oportunidades para muchas de las carreras que se dictan en distintas sedes.
De todos modos, soy partidario de que vayamos retomando cierto nivel de presencialidad en los establecimientos, sin dejar de hacerlo de manera cuidada y con las condiciones adecuadas.
Es entendible que, en un primer momento, tuvimos que suspender la presencialidad para reducir la circulación de personas y evitar que el sistema de salud colapse. Pero de a poco tenemos que volver a encontrarnos, por una cuestión de salud mental y como mensaje a la sociedad respecto de lo esencial de la actividad educativa.
-Valiéndose del tiempo con presencialidad reducida, ¿se realizaron mejoras en la Universidad?
-Exactamente. Preparándonos para cuando sea el retorno, en las distintas sedes de la Universidad estuvimos realizando una serie de refacciones, especialmente, en lo que hace al mantenimiento de las edificaciones.
Además, pudimos destinar fondos a lo que hace al equipamiento de algunas de las titulaciones que mayores necesidades presentaban. Fundamentalmente, se decidió realizar un proceso de actualización en las herramientas para las carreras de farmacia, veterinaria, terapia ocupacional, kinesiología, ciencias de la comunicación, entre otras.
La voz de la UCSF en el modelo social del futuro
-Desde el inicio de su gestión, la universidad ha profundizado su compromiso social. ¿Qué líneas de acción fueron las que se llevaron adelante?
-Fue una tarea muy importante, encomendada directamente por el Arzobispo monseñor Sergio Fenoy, quien tuvo la capacidad de poder prever de manera anticipada lo que podía desarrollarse una vez llegada la pandemia.
Él entendió que la Universidad Católica de Santa Fe debía acompañar por medio de una línea de trabajo concreta este camino complejo. En ese sentido, se conformó el equipo interdisciplinario “Hoy para el Futuro”, cuyo objetivo es estar presente en la sociedad, a través del pensamiento, por medio de reuniones con distintos actores y funcionarios junto a publicaciones periódicas en el diario El Litoral por parte de nuestros docentes.
– ¿Qué reflexión surge por sobre la multiplicidad de disciplinas contenidas en el trabajo realizado?
-Creo que la pandemia hizo que nos replanteemos qué tipo de sociedad queremos, si una que esté centrada en el hombre o en cuestiones más ligadas al consumo. Es un evento que puso blanco sobre negro y reveló situaciones muy críticas que se viven en todos los órdenes, tanto en nuestra ciudad como en nuestro país y en todo el mundo.
En ese sentido, debemos ser capaces de ver que la materialidad solo puede encontrar sentido en la medida que esté dirigida a la persona humana. Esto es algo de lo que la Universidad Católica de Santa Fe no puede estar ajena. Por ello, pretendemos colaborar desde el lugar del conocimiento con propuestas y una reflexión que sirva para conformar una mirada crítica sobre la forma en que venimos comportándonos en el mundo. Todas cuestiones de un modelo de exclusión humana y destrucción ambiental que ya fue advertido por el Papa Francisco en sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti.