Hoy, 26 de agosto, recordamos el nacimiento de Julio Cortázar (1914-1984), uno de los escritores argentinos protagonistas del llamado boom de la literatura latinoamericana de los años sesenta por la publicación de su novela Rayuela (1963).
Cortázar dedicó parte de su obra a pensar de manera específica las características del cuento, tanto aquellas ligadas a los aspectos formales -que implican la idea de una fábula cerrada sobre sí misma-, como las relativas a la significación. Para este escritor un cuento eficaz debe producir necesariamente un salto de lo particular de la historia contada hacia lo que él llama “la condición humana”.
Sus ideas sobre el género fueron vertidas en su ensayo “Algunos aspectos del cuento”, texto en el que describe un método personal de escritura (“el cuento tal como yo lo practico”) que se apunta, a su vez, en la mejor tradición del cuento moderno, desde Poe y Mauppasant hasta, entre nosotros, Horacio Quiroga. El movimiento de lo particular a lo general en los cuentos de Cortázar ocurre por el recurso fantástico: de pronto se produce una fisura en la realidad por todos conocida y pasa “algo” del orden de lo irreal. Es a través del uso del género fantástico como la pequeña anécdota se abre hacia un orden social, histórico, humano.
Además de los relatos cortos y los cuentos, Julio Cortázar es autor de obras de teatro, crítica literaria, poesía y novelas, entre las que se encuentran Los premios, Rayuela, 62 Modelo para armar, Libro de Manuel, Divertimento y El examen.
Facultad de Filosofía y Humanidades
Área Letras