ABP: un método para transformar la cultura escolar

Docentes y directivos de escuelas secundarias de diferentes localidades de Santa Fe se dieron cita en la UCSF para una jornada de capacitación sobre Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).  

La jornada, organizada por el Área de Ingreso y Estudios Preuniversitarios y la Subsecretaría de Asesoría Pedagógica de la UCSF, estuvo a cargo de las especialistas: Lic. Josefina Arrighi y Lic. Marisol Maña. 

Desde sus inicios, el Área de Ingreso de la UCSF es un espacio dedicado al encuentro entre la escuela secundaria y la Universidad. 

La Lic. Florencia Natella, responsable del Área explica que las actividades que realizan buscan siempre “colaborar con el proceso vocacional de los chicos que están terminando el secundario, con ayudarlos y ofrecerles como servicio todo tipo de actividades experienciales, que entendemos, les brinda un valor agregado. Muchas veces nos agradecen porque no es lo mismo llevarse el relato de ‘somos esto o la universidad es tal cosa’ que, verlo efectivamente, vivirlo, caminar la universidad, conocer las aulas y los espacios”. 

Y en el transcurso y el contacto directo con las escuelas y los docentes, cuenta Natella: “nos fuimos dando cuenta que nos faltaba un servicio para ellos, para esos docentes que también se preocupan por la por la formación de los chicos, en cuanto a la orientación vocacional y que, como parte de esa tarea en la escuela, traen a los alumnos a la universidad”. 

La responsable de Ingreso explica que lo que buscan con esta articulación es ayudar y ser un puente en esta etapa que, en muchos chicos genera ansiedad y miedos. Pero también quieren desmitificar la idea de que los jóvenes son desinteresados o “no entienden nada”.  

“Creo que hay muchos chicos que están más reflexivos.  Es cierto que tienen 17 o 18 años y es una responsabilidad muy grande la de tomar una decisión hacia el futuro. Entonces les explicamos que es un proceso, un proyecto de vida. Y en ese proyecto, uno va pasando por etapas, se van bifurcando algunos caminos, a veces cambian las decisiones, se presentan situaciones que hacen que uno tenga que pegar un volantazo y empezar de nuevo. Desde ese lugar debemos presentar esta elección, dándoles herramientas. Siempre decimos: ‘chicos, sean curiosos, investiguen, tienen todo al alcance del teléfono, usen bien la tecnología porque está para eso y qué mejor que sean ustedes mismos los que vayan a tomar la decisión porque su vida es entonces si ustedes asumen esa responsabilidad, van a tener mucha felicidad el día de mañana recordando aquel momento en donde les tocó elegir. Y que lo hicieron por cuenta propia’”.  

De la experiencia, surge entonces, de la mano de Asesoría Pedagógica de la UCSF, la propuesta de esta actividad sobre Aprendizaje Basado en Proyectos.  

 

Transformar la cultura en todos los niveles educativos 

El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es una estrategia pedagógica que permite modificar patrones arraigados. “No es tarea fácil: cuesta y da miedo salir del camino conocido. El cambio requiere penetrar en la vida escolar de cada día y —con paciencia, compromiso y determinación— aceptar el desafío de ponernos en acción”, explican las Lics. Josefina Arrighi y Marisol Maña en su libro “ABP, transformando la cultura escolar”. 

En una amena charla con Nuevamente, el programa de TV de la UCSF, Josefina Arrigui contó que trabajan junto a Marisol desde 2017 en la red de escuelas de aprendizaje, donde capacitaron a más de 2000 escuelas y 7000 docentes. Allí comenzó el camino de la transformación. 

Quizás para algunos, el ABP pueda sonar como algo nuevo, “pero no lo es”, afirma la Licenciada Arrigui. “Lo que nosotras hicimos fue rescatar esa metodología y aplicarla como un ‘modo’: un modo de encarar el aprendizaje, un modo de encarar la enseñanza y lo que permite es transformar la cultura de las escuelas”.  

La especialista explica que no es una metodología única, “pero tiene distintos elementos esenciales que van a permitir que, de a poquito, nos vayamos dando cuenta de que ya no podemos enseñar de la misma manera. Tenemos que poner al alumno en el centro, tenemos que tener otra mirada como docentes, tenemos que insertar la cultura de la pregunta, de la indagación, tratar de a poquito de ir interrelacionando áreas, mover los espacios, mover los tiempos, evaluar de una manera diferente. Y estos elementos son los que nos permite hacer el ABP. Posiblemente no se haga todo de una, pero alguna cosita empieza a permear en la cultura y ya no queda todo igual, porque una vez que uno empieza a darse cuenta de que hay cosas diferentes, maneras diferentes y se empieza a animar, se va transformando. Entonces la propuesta es: despertémonos, veamos qué podemos hacer diferente, que no nos está funcionando hasta ahora. Los chicos ahora son diferentes, y si no cambiamos, los perdemos”. 

Además del nivel primario y secundario, la licenciada aclara que es posible aplicar ABP en todos los niveles educativos. 

“En el nivel secundario y universitario, una de las cosas que más vemos es que hay docentes que van y vienen, que quizás están con los chicos solo 40 minutos. Pero de a poquito estamos tratando de que tengan espacios de encuentro. Sería ideal que en todas las instituciones tengan horas dedicadas a que los docentes trabajen en conjunto, tratar el mismo tema, dando distintas miradas desde cada área. Quizás no es necesario que sea a lo largo de todo el año lectivo, se puede empezar a ensayar con un mes o tres semanas y de a poquito vamos rompiendo barreras, utilizando Whatsapp, Google Drive o distintas herramientas que nos permiten el encuentro. Hay que hay que ponerle cabeza y ver de qué manera podemos transformar esto”, afirma. 

Transitaremos momentos de gloria y de decepción, de compañías y de soledades. Pero al final, seguramente veremos a nuestros alumnos —y a nuestra escuela— desplegar, y ahí comprenderemos que el esfuerzo valió la pena (ABP, transformando la cultura escolar) 

Sobre la recepción que los alumnos tienen de este método, Arrigui explica que todavía no se imaginan algo que sea diferente a lo que vienen haciendo. “Tienen muy arraigado el oficio de ser estudiante. Aprenden cosas como: ¿qué tengo que responder? ¿Qué es lo que mi maestro quiere que yo haga? Entonces cuando se les empieza a dar libertad, no saben qué hacer. Y el día de mañana, son ellos los protagonistas de su propia vida, por eso es importante empezar a transformar la forma de educar. A veces parece que ponen su vida entre paréntesis durante las 8 horas que están en el colegio. Entonces, el objetivo es acercar el aprendizaje a su vida diaria. Si les proponemos actividades más motivadoras, que despierten su curiosidad, les damos esta posibilidad de que se muevan un poco en el aula, que no estén sentados escuchando, que tengan este rol activo yo creo que los chicos reciben todo eso, porque, en definitiva, es su esencia hoy en día. La escuela del siglo pasado, en donde estábamos sentados uno atrás del otro, escuchando a un profesor que habla, ya no va más”. 

De todo este método que continua su proceso es importante entender que, de a poco, se van poniendo granitos de arena para la transformación. “Creo que el cambio viene de abajo para arriba, como si los docentes se empiezan a enamorar, y se empiezan a despertar vocaciones. Cuando nosotros elegimos la docencia, es porque queremos que los alumnos se desarrollen plenamente. Creo que tenemos que volver a eso: a mirarlos, a detenernos a pensar, esto de las inteligencias múltiples, cómo piensa cada uno, cómo aprende, y a ser un poquito más flexibles, algo que nos cuesta mucho y que todos tenemos que aprender”, asegura. 

 



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