Infancia en pandemia

¡Sobre llovido mojado! En un panorama nacional donde el exceso de peso en los niños y niñas advierte de cifras preocupantes, nos llegó una pandemia con el consiguiente aislamiento social, preventivo y obligatorio, que significó cambios drásticos en las rutinas diarias de todos, y también de los más chicos.

Las consecuencias son hoy imposibles de imaginar, pero sí, es muy probable que tengamos impactos en el peso peso corporal, y en aquellos que se encontraban siguiendo algún tipo de tratamiento médico-nutricional, pueden verse afectados en su adherencia y logro de los objetivos esperados. O, en el peor de los casos, incrementarse el riesgo de desarrollar complicaciones, como hipertensión, diabetes; entre otras.

Hoy ya se habla en el campo de la epidemiología, que probablemente la obesidad es un factor de riesgo en sí mismo para el coronavirus.

Situación

En los chicos y en los grandes, la cuarentena cambió hábitos de descanso, horarios de comida, y en muchos casos, hasta por las limitaciones del lugar donde se vive, se perdieron conductas activas. Ya no es posible pasear, jugar a la pelota, ir a la plaza o a caminar. La disponibilidad 24 hs de la heladera y la alacena es una tentación muy fuerte para muchos de ellos, sumado a una sobreexposición a todo tipo de pantallas -celular, tablet y televisor- que tiene como efecto colateral una mayor exposición a la publicidad de alimentos no saludables orientada a la infancia.

A esta situación, se suma la dificultad en muchos hogares donde se volvió crítico reunir dinero diariamente para garantizar los consumos alimentarios. Hay inestabilidad laboral o se perdió la changa o el empleo informal, que sumado al incremento en el precio de algunos rubros alimentarios, es otra realidad que dejará, una vez retirada “la marea de la pandemia”: la del hambre, junto a la del exceso de peso. A su vez, se suma el cierre de algunos comedores o las dificultades en la asistencia o acceso a la ración escolar, conduciendo a un mayor riesgo de inseguridad alimentaria para muchos grupos poblacionales.

Reparar

Por ello, la necesidad de que podamos además de acompañar y escuchar -ya que los niños y niñas tragan en las comidas aburrimiento, ansiedad, tristeza…-, reparar en que son muy sensibles al clima familiar. Ante esto, precisamos maximizar las posibilidades que se puedan incorporar algunas rutinas que favorezcan una alimentación saludable y algún nivel de actividad física.

En este sentido, reparar en lo que compramos, en lo que hay disponible, prestar y cuidar atención al tiempo y calidad de descanso, en la cantidad de tiempo que pasan sentados, su nivel de interacción y su humor. Seguramente, no sólo querrán comer, también es muy posible que tengan algo para decir; por eso la necesidad de ofrecer escucha, atención y cariño.

Es necesario que se le hable y explique lo que está sucediendo. Su salud mental es un aspecto fundamental también de su calidad de vida que debemos proteger. Es, además, algo que se vuelve preocupante cuando esta cuarentena se impuso en contextos de violencia, a los que habrá que estar alertas en atender y dar respuesta.

Oportunidad

Si bien es un hecho que volvimos a descubrir la cocina de nuestra casa, el problema es que reproducimos preparaciones que ya veníamos echándonos encima en exceso: cocinamos tortas, budines, pan, pizzas, galletitas, etc. También es un logro haber incorporado a los niños y niñas en esta propuesta culinaria, que es además de lúdica, una invalorable oportunidad para aprovecharla a que ellos descubran nuevos alimentos y sabores. Está demostrado que, cuando ellos se involucran y participan en la preparación de un alimento nuevo hay más chances de que acepten probarlo y que les agrade).

Y sí, otra buena noticia que nos deja esta cuarentena, es que volvimos a compartir comidas en casa, en la misma mesa y al mismo horario. Aprovechemos, entonces, esta valiosa oportunidad para reencontrarnos y fortalecer vínculos.

Tips para no renunciar a una vida saludable en la pandemia

Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Católica de Santa Fe

La pandemia del coronavirus, y el consiguiente aislamiento social, preventivo y obligatorio, generó cambios drásticos en las rutinas diarias de todos, y también de los más chicos. Esta situación, que por un lado resulta preocupante y por lo tanto merece la atención y el esfuerzo de todos, proponiendo acciones y medidas concretas que favorezcan una alimentación saludable; en su otro costado a significado para muchos niños y niñas un descubrir la cocina de nuestra y el retorno a la mesa familiar.

Aprovechar esta situación, resulta entonces una oportunidad para cambiar o establecer nuevos hábitos. En esa línea, y con el espíritu de colaborar, compartimos una serie de recomendaciones y consejos elaborados por la Lic. Celeste Nessier, coordinadora de la carrera Licenciatura en Nutrición de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Católica de Santa Fe

Tips para no renunciar a estilos de vida saludables en pandemia” es una guía clara y sensilla para organizar la comida diaria de los niños y niñas, en estos días de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

En las comidas:

Planificar y pautar horarios de comida, aprovechar a cocinar en casa, animarse a preparar alimentos y preparaciones desconocidas, como lentejas, poroto, garbanzo o soja.

Planificar las comidas para que siempre tengamos alimentos frescos. Aprovechar el deseo de comer un determinado alimento para ofrecer en la misma preparación uno nuevo y desconocido.

En la mesa, para tomar, siempre agua. Recuperemos la frutera como centro de mesa.

No dejar visiblemente alimentos como golosinas, snacks, galletitas, panificados. No tienen que estar en las comidas de cada día, sino ocasionalmente.

Actividades diarias

Cuando sea posible estimular juegos activos como saltar la soga, jugar al elástico, hacer circuitos con muebles y objetos de la casa, patear la pelota (cuando haya espacio) y pensar en aplicaciones o videos que estimulan el baile o el movimiento.

Regular la cantidad de horas de pantalla.

Regular el nivel de stress, estimulando hobbies, actividades artísticas y meditación o yoga especialmente orientado a niños y niñas.

Establecer rutinas para acostarse y levantarse. Evitar que se duerman mirando pantallas, invitarlos a que se duerman escuchando una historia o un cuento!

 

Por Lic. Celeste Nessier
Coordinadora de la carrera Licenciatura en Nutrición
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad Católica de Santa Fe



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