I SEMANA DE ADVIENTO

¡Hola! Hoy queremos invitarte a pedir la gracia de una sincera conversión. Cuando aparece esta palabra solemos asustarnos un poquito. ¿Cambiar de vida? Yo así estoy bien, estoy cómodo. ¿Cambiar? Es difícil. No quiero. No puedo.

Todos necesitamos convertirnos permanentemente. Y la auténtica conversión es ante todo un cambio de mentalidad. Por eso, lo que te proponemos en esta semana es trabajar sobre la conversión de los pensamientos, de los sentimientos y, finalmente, de las obras.

La conversión del pensamiento o cambio de mentalidad: ¿te preguntaste cuáles son los pensamientos que guían tu vida? “Pedro, tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres.” ¿Me guían los criterios de la mundanidad o los del Evangelio? Cuando Jesús envía a sus discípulos en misión, les advierte que en aquellos lugares donde no sean recibidos “al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. El polvo se adhiere, los pensamientos y criterios del mundo también. “No te metás”. “Hacé la tuya”. “El pobre es pobre porque quiere”. “El Papa me defraudó”. “La Iglesia tal cosa”. ¿Con qué espíritu pensamos? ¿Con el espíritu del Señor o con el del comunicador de tu turno, o el de mi grupito o el de la clase social de la que formo parte, o de tal o cual ideología?

Nos dice el Papa en Fratelli Tutti:

  1. ¿Con quién te identificas? Esta pregunta es cruda, directa y determinante. ¿A cuál de ellos te pareces? Nos hace falta reconocer la tentación que nos circunda de desentendernos de los demás; especialmente de los más débiles. Digámoslo, hemos crecido en muchos aspectos, aunque somos analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades desarrolladas. Nos acostumbramos a mirar para el costado, a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que éstas nos golpean directamente.
  2. Asaltan a una persona en la calle, y muchos escapan como si no hubieran visto nada. Frecuentemente hay personas que atropellan a alguien con su automóvil y huyen. Sólo les importa evitar problemas, no les interesa si un ser humano se muere por su culpa. Pero estos son signos de un estilo de vida generalizado, que se manifiesta de diversas maneras, quizás más sutiles. Además, como todos estamos muy concentrados en nuestras propias necesidades, ver a alguien sufriendo nos molesta, nos perturba, porque no queremos perder nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos. Estos son síntomas de una sociedad enferma, porque busca construirse de espaldas al dolor.

¿Cuáles son mis pensamientos frente al dolor, frente al inmigrante, frente al pobre, frente al anciano, frente al aborto? ¿Qué pienso cuando pienso en Dios? 

La conversión de los sentimientos: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús” escribe Pablo a los Filipenses. Es importantísimo sanar los sentimientos, asumirlos, ser honestos a la hora de reconocer aquello que sentimos. Ternura, alegría, compasión son los sentimientos que deberían distinguir a un cristiano. Sentir como Jesús. Vencer la tentación de dejarnos anestesiar por una indiferencia globalizada.

La conversión de las obras: la dejamos al final a propósito porque es consecuencia de todo lo anterior. Como nos recordaba el Papa Benedicto, no se empieza a ser cristiano por una decisión ética, o por una gran idea, sino por el encuentro con una Persona que transforma nuestra vida, Sin un encuentro con Jesús no hay conversión posible. Las obras de Zaqueo vienen después de haber comido con el Señor. Siempre hay cosas para mejorar y cambiar: gestos, palabras, actitudes. Animate a focalizarte en algo bien concreto en esta semana: alguna obra de caridad; alguna acción solidaria; el dedicar un poquito del tiempo que pasás ante una pantalla (celu, redes, compu, netflix) a la oración, al diálogo personal con papá, mamá, un hermano, una hermana, un abuelo, una abuela, alguien que sabés que está sufriendo la soledad; no hablar mal de nadie; colaborar con las tareas de la casa; ejercitarte en la paciencia, en la amabilidad; multiplicar palabras como “permiso”, “perdón”, “gracias”. Una linda lectura para pensar en esta conversión de las obras puede ser Mateo 25, 31-46. Si te copás, buenísimo.

 



Graduados, Facultades, Santa Fe, Rosario, Posadas, Reconquista, Rafaela, Gualeguaychú, Vicerrectorado de Formación, Sedes, Institutos