Homilía del P. Agüera en la Misa de fin de año

Compartimos el texto íntegro de la homilía pronunciada por Vice Canciller de la UCSF, Pbro. Lic. Ernesto Agüera, en la Misa de fin de año celebrada el pasado martes 15 de diciembre.

Jesús habla del camino de la justicia.   No es la justicia distributiva ni la retributiva.   Es la Justicia de Dios que es la Gracia santificante, la que hace justos… cuando es aceptada.   Por el contario, no creer ni ante la conversión de otros, esa es la gran injusticia, la no-justificación, y por lo tanto la no salvación.   En los fariseos vemos el cinismo de las apariencias, vacío de verdad, vacío de bondad, vacío de compasión; solo lleno de rapiña y ambición.

Pero… la certeza nuestra está en que el que es la JUSTICIA DE DIOS en persona, se ha despojado, ha bajado a nuestro fango para purificarnos; y lo hace por amor, sin asquearse de nosotros, ni de nuestras historias, la mía, la de cada uno.

Es verdad, Cristo asumió no una humanidad gloriosa sino una humanidad doliente, para glorificarla con su dolor.   Fue de familia disfuncional(al menos para las costumbres de la época).   Fue “sin techo”, “homeless”.   Fue perseguido siendo bebé, y fue refugiado e inmigrante.

Que la ternura de nuestros pesebres no opaquen la seriedad del Pesebre.   La encarnación y el Nacimiento son cosa seria.   Seria pero no amarga.   Pues la alegría brota del sabernos amados más allá de todo.

Seriedad y alegría, es lo que les pido pues en el encarar nuestras actividades en el 2021.   Un profundo agradecimiento de mi parte y de parte del Arzobispo Fenoy vayan para todos ustedes por el esfuerzo y empeño, casi diría por la conversión, personal y comunitaria, que supuso, y supone aún, trabajar en pandemia.

El Espíritu Santo nos mueve a mirar con alegría nuestras tareas y a encarar con seriedad nuestro servicio a los alu8mnos.   Así como Cristo sirve hasta la muerte a una humanidad que no lo quiere recibir, así también nosotros sirvamos a nuestros alumnos aunque a veces, solo a veces, no nos quieran escuchar.

Qué bueno es preguntarme ¿por qué estoy en la Católica?   Está bien ganarme el pan con mi trabajo, está bien progresar intelectualmente… pero no basta, hay más.   Y ese más es el servicio a que el otro crezca, a pesar del límite de su libertad.

Es una gran tarea para la que el mismo Dios nos capacita.   Seamos fieles al don y a los dones.   No traicionemos.   Seamos fieles a Cristo y al estilo de Cristo.   Seamos fieles a la Iglesia que en esta diócesis ha querido la existencia de esta Universidad Católica para el bien común.   Mi deseo es acompañarlos en este caminar juntos, en esta sinodalidad.   Espero de ustedes un ardiente servicio al bien común, con fidelidad a la Iglesia Diocesana y con amplitud de miras; con curiosidad, asombro, investigación, búsqueda y trabajo mancomunado.   Con crecimiento espiritual y con Cristo como único modelo.   Todo pasa, solo Dios queda… y nosotros en Dios.   Aquí, en Guadalupe, pidamos la asistencia cariñosa de la Madre de Cristo y madre nuestra, que el sí de María sea nuestro sí cotidiano.



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