Desde el Área de Tutorías de la Universidad Católica de Santa Fe han generado diversos programas para acompañar a los alumnos en su trayecto académico. Ahora comienza “Faros”, donde alumnos avanzados orientan y guían a los de años inferiores.
Acompañar de forma personalizada a sus estudiantes es el sello distintivo de la Universidad Católica de Santa Fe. Este “modus operandi”, esta forma de comprender la vida universitaria y los procesos de enseñanza-aprendizaje, está presente en los propios espacios áulicos y de manera particular desde el Área de Tutorías, a través de diferentes propuestas como los docentes consejeros y el programa Faros, entre otras.
“Generamos espacios de escucha y creo que esa vocación que se va fortaleciendo es la que nos orienta para generar nuevas propuestas. Escuchamos, estamos cerca, acompañamos y así detectamos necesidades. En función de eso vamos acomodando lo que teníamos planificado, propio de los espacios de orientación universitaria, a la medida de nuestros chicos y desde nuestro ideario”, explicó la psicopedagoda Adriana Autelli, responsable del Área.
Docentes consejeros
Desde Tutorías confiesan que “ya antes de la pandemia teníamos un montón de desafíos con los ingresantes, con los primeros y los segundos años, con la articulación y con el perfil de joven que ingresaba, y que se encontraba con un claustro que no lo entendía, pensando ‘yo no era así’”.
La tarea de detectar las situaciones conflictivas, hacer un buen diagnóstico y dar con la herramienta adecuada para solucionarlas no es pequeña. Sin embargo, Adriana Autello reconoce el aporte invaluable de un cuerpo de más de 40 docentes llamados “consejeros”, que hacen posible y concreta esa cercanía con los alumnos.
“Son personas con una vocación de servicio y con una entrega maravillosa. Porque cuentan con el soporte de un equipo conformado por psicopedagogos y psicólogos, pero después tienen que largarse al desafío de acompañar académica y personalmente a los estudiantes, desde sus disciplinas: siendo contador, abogado, arquitecto”.
Este año el Área preparó coordinaciones por Sede (la universidad tiene seis), y de todas las carreras: “Docentes consejeros in situ, con ‘color de sede’, y con unos perfiles espectaculares, van conformando este equipo que nos permite pensar planteos integrales, que sumen diferentes miradas”, destacó Autelli con satisfacción.
Programa Faros
A modo de complementación del programa de docentes, surgió la posibilidad de brindar ayuda a los estudiantes desde un lugar más simétrico: que fueran los mismos pares quienes orienten y acompañen los procesos académicos.
Fue así como se gestó el Programa Faros, que vio la luz en el mes de septiembre en la sede Santos Mártires, Posadas. Es un grupo de 13 estudiantes avanzados de la carrera de Arquitectura que están capacitándose desde julio, guiados por los docentes consejeros, y que han dicho sí a compartir su tiempo y su experiencia con alumnos de los primeros años.
Autelli destacó lo maravilloso de dar un espacio a la juventud: “Las propuestas que generaron fueron impresionantes, desde la hondura humana que tienen hasta lo específico de detectar qué cosas necesitaron ellos, y qué pueden estar necesitando ahora los chicos”.
A partir de esta metodología, los alumnos “Faros” pueden resignificar sus experiencias negativas, y encauzarlas para servir a otros, allanándoles el camino. Entre las motivaciones de los “Faritos” se entrevé ese impulso: ‘Yo recuerdo que en tercer año tuve una crisis y salí, pero en ese momento pensé que se acababa todo, que dejaba la carrera… Yo me sentí muy solo y me hubiese gustado que me acompañen… Yo quiero acompañar al que está en crisis… yo quiero ayudar al que siente que no puede… Yo no sabía nada de materiales ni de maquetas…’.
Faros es un espacio en el que no se condena el error, sino que se lo ve como una oportunidad de aprendizaje: los chicos pueden dudar, equivocarse, expresar su debilidad y dificultades, porque están con compañeros que son como hermanos mayores. No hay evaluación, y el “no saber” es el punto de partida.
“Es una ayuda que generacionalmente es mucho más efectiva, la voz de un par se escucha de otro modo, tiene otro color y el impacto es importante, son acciones complementarias, son mentores pares, son tutores pares, que hablan el mismo idioma”, resaltó la Psicopedagoga.
Formarse para servir
La metodología se extenderá en las demás sedes, comenzando por Virgen de Guadalupe (Santa Fe) y San Jerónimo (Reconquista), donde ya se están conformando distintos grupos de estudiantes “Faros”: “Es importante que los chicos reflexionen, se capaciten para esto, porque no se trata de hacer sólo, sino que ese sí que dan a un voluntariado, a servir y ser solidarios, tiene que decantar y fortalecerse”, reconoció Autelli.
El Programa puede ser un espacio donde algunos descubran su vocación docente, pero sobre todo es un semillero para el servicio, para que los chicos descubran que muchas veces pueden resolver sus propias cuestiones ayudando a un otro, en lugar de enfocarse continuamente en sí mismos.
“Son espacios que permiten encarnar valores, valores que no se dicen, se viven. Un saber ser, saber convivir, saber hacer. Podemos pensar que esto es utópico, pero no: puede ser real, y es parte de la formación integral y la formación en el servicio que queremos brindar en la Universidad Católica de Santa Fe, alimentando el anhelo de transformar la realidad”, concluyó la responsable del Área de Tutorías.