Alberto Daniel Papini*
La estructura de los recursos tributarios provinciales nos muestra claramente que el impuesto a los ingresos brutos durante el año 2022 significó el 82,6% del total de los ingresos tributarios provinciales y una menor participación del impuesto de sellos 8,6%, y del impuesto Inmobiliario 8,4%, siendo el resto de los ingresos realmente marginales para las arcas provinciales 0,4%.
La financiación del estado provincial vista en perspectiva desde el año 2003 a la actualidad marca una tendencia creciente en la participación dentro de los ingresos tributarios de origen provincial del impuesto a los ingresos brutos que paso del 63,8% en el año 2003 al 82,6% en el año 2022, mientras el impuesto inmobiliario descendió en su aporte a los ingresos provinciales del 18,3% al 8,4% y el impuesto de sellos descendió en el mismo período del 12,5% al 8,6%.
Esta transformación en la estructura de la recaudación provincial, implica una pérdida importante en la progresividad impositiva, es decir, tenemos una tendencia regresiva al disminuir el impuesto inmobiliario que grava la riqueza para recaudar más de ingresos brutos que es un impuesto trasladable al ciudadano sin importar su nivel de ingresos.
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Política tributaria y distribución
El proyecto de presupuesto del año 2023, vuelve a incrementar el carácter regresivo de la recaudación provincial, licuando nuevamente el impuesto a inmobiliario que desciende su contribución al total de impuestos a solo el 5,85%, mientras que el impuesto a los ingresos brutos eleva su participación al 85,72% del total de los ingresos tributarios de origen provincial.
En el marco de una economía nacional y provincial post pandemia, que crecen pero no logran tener impacto significativo en la distribución del ingreso, que hace seis años (desde el año 2015) muestra una mayor concentración de los ingresos en los estratos superiores y una disminución de los ingresos de los deciles de menores ingresos, donde la Provincia de Santa fe tiene un 36.3% en promedio para sus grandes aglomerados de población debajo de la línea de pobreza al primer semestre de 2022, y que los datos a la misma fecha de distribución del ingresos para el conjunto de aglomerados nacionales nos dice que los dos deciles de más altos ingresos absorben el 45,1% de los mismos y los dos deciles de menores ingresos solo alcanzan al 4,5% de los totales de ingresos.
En ese marco una política tributaria que concentre los ingresos en impuestos como ingresos brutos y disminuya la participación de impuestos que graven la riqueza se vuelve regresiva, no es capaz de captar las mayores rentas de los altos ingresos para generar algo de equidad social, no inyecta recursos al sector que mayor proporción al consumo como son los sectores de menores ingresos, con lo cual resta efecto multiplicador vía ingresos al concentrarlo en población que con sus excedentes generalmente producen fuga de divisas y restan dinamismo a la actividad. Recuperar solo dos o tres puntos porcentuales en base a impuestos progresivos provinciales permitiría un mayor financiamiento de ayudas sociales que mejoren la calidad de vida de quienes el sistema económico actual excluye.
En este sentido, podemos rescatar las palabras del Papa Francisco, recientemente, en septiembre de 2022, expresó ante 5.000 grandes empresarios italianos que “El pacto fiscal está en el corazón del pacto social. Los impuestos son también una forma de compartir la riqueza para que ésta se convierta en bienes comunes y públicos como la educación, la salud, los derechos, los cuidados, la ciencia, la cultura y el patrimonio”, prosiguió… “Ciertamente, los impuestos deben ser justos, equitativos y fijados en función de la capacidad contributiva de cada uno”.
La advertencia de Francisco se basa en la actitud actual de los grandes empresarios que desean desentenderse de la situación social evadiendo y eludiendo impuestos, en un mundo con más desocupación y pobreza. El desmantelamiento del estado de bienestar desde los años 80 a nivel mundial, ha sido un sendero de retirada del sector público como regulador en la economía y desde allí el capital financiero concentrado ha provocado sucesivas crisis internacionales, que afectan sobre todo a los países emergentes generando mayor pobreza y exclusión, la introducción de ese artilugio financiero que denominan riesgo país, es una manera de encarecer los créditos de países endeudados que no emiten moneda de pago internacional y por ello se aumenta el riesgo y le cobran tasas usurarias a nivel internacional, y ello redunda en la menor capacidad de los estados en resolver problemas socioeconómicos. Muchos de los beneficiarios de no parar impuestos a sus riquezas son titulares de préstamos al estado beneficiándose de un financiero perverso desde hace más de 50 años.
Ante la falta de respuesta del sector público, los ciudadanos reniegan del mismo y siguen los cantos de sirena de los grandes grupos económicos concentrados, donde cada vez es más notoria la falta de responsabilidad social.
Congraciarse con las demandas de los más poderos y desarticular la protección social es un camino que conduce a la desigualdad, por más que mostremos cuentas públicas equilibradas y que crezca el nivel de producción, debemos recordad lo que dice la CEPAL en cuanto el crecimiento sin equidad no conduce al desarrollo.
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Nacionales vs. provinciales
Si analizamos el último dato anual publicado por la provincia sobre recaudación que corresponde al año 2022, y lo comparamos con períodos inmediatos anteriores, observamos una tendencia creciente de los recursos tributarios nacionales sobre los recursos tributarios de origen provincial en el total de recursos tributarios que percibe la provincia de Santa Fe.
En el año 2019 los recursos de origen nacional originaron el 64,05% de los recursos tributarios y en el año 2022 ascienden al 64,83%, mientras que los de origen provincial descienden del 35,95% al 35,17% entre 2019 y 2022.
Mientras que el proyecto de presupuesto provincial de 2023 vuelve a incrementar la participación de ingresos tributarios de origen nacional (67,13%) sobre los de rigen provincial (32,87%), aumentando la dependencia de los recursos nacionales. Desde el punto de origen de sus recursos la menor recaudación de tributos provinciales especialmente de tributos sobre el patrimonio y la riqueza vuelven a la estructura provincial más parecida a la de las provincias con menor desarrollo relativo de nuestro país en relación a la equidad y dependencia de los recursos nacionales, un camino que debe ser analizado con un sentido crítico amplio y desde una perspectiva social.
Observando los cuadros anteriores se puede evidenciar que los recursos nacionales presentan una mayor progresividad que los impuestos provinciales que son más de carácter regresivo.