Oriundo de Malabrigo, Adrián Yoris estudió en la Universidad Católica de Santa Fe y hoy es un destacado investigador con proyectos de impacto internacional.
Adrián Yoris es de Malabrigo. Hace ya 20 años decidió trasladarse a la ciudad capital, a 300km de su familia, para estudiar Psicología en la Universidad Católica de Santa Fe. Hoy, posdoctorado, trabaja junto a Facundo Manes en un proyecto de neurociencias con la Universidad de Cambridge, la Universidad de Sussex y la University College of London (UCL).
El oriundo de la “Ciudad Jardín” destaca que al terminar la escuela tenía muchos intereses, que iban desde las ciencias sociales hasta la arquitectura, lo cual hacía difícil tomar una decisión. Lo que terminó de inclinar la balanza fueron las horas de Psicología del secundario. “Eran las clases más esperadas, disfrutaba mucho de los contenidos, pero principalmente del hecho que uno mismo era el objeto de estudio… Evidentemente era un adolescente con mucha introspección”, reflexiona.
“Los años universitarios fueron los mejores de mi vida, una de las experiencias más lindas que pude tener cuando era joven”, comparte Adrián, que valora su paso por la Católica desde lo académico, pero también desde lo social, los vínculos y amistades forjadas.
Vocación por la investigación
Era el primer año de carrera, cuando la docente de Introducción a la Psicología indagó cómo se imaginaban el futuro sus alumnos. “Siempre recuerdo que mi respuesta fue ‘hacer investigación‘, aunque no tenía muy en claro si lo haría toda la vida, sabía que me generaba curiosidad poder ‘entender, medir, estudiar la mente y el cerebro’. Quizás fue la curiosidad uno de esos temas centrales, en mi personalidad que terminó por definir mi futuro”, confiesa Adrián.
Con un destacado recorrido académico, en 4º año Yoris obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Salamanca, a través del convenio de movilidad estudiantil internacional. Según refiere, allí pudo sumar especificidad en su formación como investigador: “Colaboré con un grupo de Psicología de la memoria, aprendí a usar el electroencefalograma (EEG) por primera vez para hacer registros, leer artículos científicos en inglés… Fue una experiencia muy importante”.
Ya de regreso en Argentina, el trabajo final de carrera lo hizo en el marco de una beca de iniciación en la investigación que propicia la UCSF para sus estudiantes, obteniendo su título de Licenciado con honores.
Así llegaron los primeros años del ejercicio profesional. “Fue estrenar el traje de terapeuta, de psicólogo, con todos los miedos y desafíos que conlleva, pero con mucha determinación, ganas y muy buenas experiencias”, compartió.
Proyección internacional
Tras la licenciatura, continuó sus estudios de posgrado en la UCSF con la Especialización en Terapias Cognitivas. Aplicó luego para una beca Conicet y desarrolló sus estudios de doctorado en Buenos Aires entre el 2014 y el 2019.
El doctorado era híbrido, donde el 30% de las horas estaban dedicadas a hacer clínica con pacientes con trastorno de ansiedad grave. Su lugar de trabajo pasó a ser el Departamento de Psicoterapia de INECO, junto a Facundo Manes y los investigadores experimentales de su laboratorio.
Con un importante recorrido en este campo, Yoris logró una beca posdoctoral de dos años en el exterior, donde rotó por el Líbano, Países Bajos y España. Sus investigaciones en torno a las neurociencias de los trastornos de ansiedad constituyen una de sus mayores contribuciones al campo.
Hoy se encuentra iniciando un importante proyecto de investigación entre Argentina y Reino Unido, con un equipo interdisciplinar y multicéntrico, en el que intervienen el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), la Universidad de Cambridge, la Universidad de Sussex, y la University College of London (UCL).
Los comienzos
El Doctor en Psicología valoró su formación universitaria, destacando tanto el prestigio de plantel docente de la Facultad de Psicología de la UCSF como la calidad académica del plan de estudios de la carrera.
El ambiente académico era cálido, de mucha unidad e integración. “Viajaba de Malabrigo, y mis compañeros eran la mayoría de otras ciudades de la provincia. Creo que eso también era un punto central para construir vínculos, confianza, y sentirte parte de algo”, rememora Yoris.
“La Universidad nos ofrecía un ámbito contenedor, un espacio muy sano para explorar el conocimiento, para seguir desarrollándonos y para luego insertarnos en la vida profesional”, comparte agradecido.
Abrirse al conocimiento
Pensando en aquellos que transitan actualmente su carrera universitaria, Adrián quiso enfatizar la importancia de desarrollar un pensamiento crítico y constructivo: “Al principio de la vida profesional, podemos pensar que lo sabemos casi todo, y es cuando menos sabemos. Es importante darse cuenta que funcionamos bajo esos sesgos, y ser crítico, conscientes de que hay que apoyarse en los que saben y llevan años de recorrido. Abrirse a todas las posibilidades de acceder al conocimiento de mentores generosos, en mi caso al menos, fue clave”.
Resaltó, además, que “el ejercicio de explorar el propio laboratorio emocional es una práctica muy necesaria y potenciadora de las habilidades de un terapeuta”. Sumado a esta introspección, Yoris destacó la importancia de abrirse a entender, y de empatizar con las vivencias de las personas que tenemos alrededor.
Mirando hacia atrás, el ahora doctor en Neurociencias reconoce que el apoyo de su familia fue central en todos los pasos que dio, destacando el sostén emocional en los primeros años de carrera. “Fueron clave la comunicación diaria y todo el amor que recibía cuando volvía de visita, pero especialmente hubo un detalle que me dio la fuerza que necesitaba para seguir cuando las cosas se ponían difíciles”.
Yoris comparte que ese detalle memorable era una carta que su familia dejaba cuidadosamente en su bolso, y que él optaba por leer al llegar a Santa Fe: “En la carta de puño y letra me decían todo eso que a veces se dice de frente, pero que mucho más se necesita en los momentos de soledad o dificultad”.
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Nota publicada en El Litoral