Cada año, miles de jóvenes llegan a Santa Fe a estudiar lejos de sus hogares. Tienen que aprender a lidiar con nuevos contratiempos y a sobrellevar la angustia de extrañar a los afectos. Eso lleva, incluso, a que se vea afectado su rendimiento académico. Alumnos y alumnas avanzados compartieron su experiencia y dejaron consejos para afrontar de la mejor manera esta maravillosa etapa.
Muchos dicen que la ciudad de Santa Fe es como un pueblo grande, pero los testimonios de jóvenes del interior que llegan para estudiar demuestran lo contrario. Abandonar el nido, dejando la familia y los amigos no es fácil. En el camino sobrevienen las tristezas y angustias. El estar lejos de casa puede, incluso, incidir en el estudio. Eso sumado a las complejidades de la vida urbana y a un inevitable proceso de adaptación al nuevo contexto, pueden llevar hasta determinar el abandono de una carrera.
Estudiantes de la UCSF comparten cuáles son los desafíos de dejar sus hogares para mudarse a la capital de Santa Fe y cursar una carrera del nivel superior. Fortaleza emocional; capacidad de integración a nuevos grupos sociales; constancia, enfoque y seguridad respecto de los objetivos a largo plazo -como lo es graduarse y ser un profesional- son algunas de las claves que los universitarios recomendaron para afrontar el desafío de la mejor forma desde el comienzo esta etapa maravillosa de la vida.
“No fue lo mismo que la escuela”
“Venirme a estudiar en parte me fue fácil porque tenía la ventaja de que mis papás vivieron acá hasta que se mudaron por trabajo. Pero por otro lado, me costó porque yo no conocía más que un par de cuadras de la ciudad y cuando me mudé enseguida noté la diferencia. Allá se llega caminando a cualquier parte en diez minutos, mientras que acá hay muchas líneas de colectivo y cada viaje te puede demorar más de media hora”, comenta.
En la adaptación dijo que la ayudó mucho vivir con su hermana más grande que ya residía en la ciudad. “Pero también empecé a hacer cosas por mi cuenta que antes no hacía, por ejemplo, averiguar cómo ir hasta tal lugar, a qué médico ir por alguna consulta, tener ordenada la ropa que iba a usar al otro día, entre otras”, agrega.
También comentó acerca del cambio que sintió de la secundaria a la universidad: “yo vine sabiendo que no iba a ser lo mismo. En la escuela son pocas materias, y si más o menos te va bien estudias un poco ya te alcanza para aprobar, pero en la facu fue encontrarme con diez trabajos distintos que había que hacer y a la vez estudiar, entonces le metías el triple de esfuerzo para aprobar. Y si después veías que de un 10 en la secundaria pasaste a un 7 era una decepción”.
“Estudiar lo que me hace ilusión”
Ricard Didier Ribas tiene 22 años y, como su nombre lo delata, es nacido en España, más precisamente en Barcelona. Conoció Santa Fe porque de acá es oriunda la pareja de su madre, por lo que había venido un par de veces de visita. Después de la pandemia de Covid-19, decidió mudarse. Hoy ya se encuentra cursando el segundo año de la Licenciatura en Psicología en la Universidad Católica de Santa Fe.
“Un poco me hacía dudar a mí y a mi familia el tema de la inseguridad y también el dejar mis amistades, porque nunca había estado tanto tiempo solo y tan lejos. Pero decidí venir porque me siento a gusto aquí, la gente es muy agradable. Fue un reto, pero una vez pasados los primeros meses me fui acostumbrando”, comenta sobre su decisión.
En un principio, Ricard se apuntó a estudiar Medicina, aunque luego empezó a notar que su real interés iba por el lado de la salud mental. “Veía que el esfuerzo que hacía no se veía plasmado en la nota, eso me frustraba un poco. Y después me decidí por estudiar Psicología, que es lo que realmente me hacía ilusión. Ahí empecé a ver que me iba mucho mejor. Es una carrera que me gusta un montón y creo que eso me motiva a aprobar las materias, aunque también luego de la pandemia empecé a leer más y eso me ha ayudado mucho”.
Tips para socializar y cuidar la salud mental
El inicio de la etapa universitaria trae dificultades ineludibles en la adaptación: ansiedad, desorientación, pánico por el primer examen, etc. Por eso, le consultamos a los cinco estudiantes avanzados cómo hicieron para atravesar el 1er año y qué sugerencias pueden ser valiosas para los futuros alumnos universitarios.
Todos coincidieron en que la principal clave para adaptarse en el inicio es conocer y dejarse conocer. Lucía fue una de las que lo planteó: “Yo no conocía a nadie cuando empecé. Tuve que hacerme nuevos amigos, integrarme. Lo principal es aprovechar los momentos entre clases para hablar y conocer a los compañeros. Para eso son claves los mates. Así, después de la charla uno va perdiendo ese miedo y se puede sentir más relajado.”
También Ricard dijo algo similar. “Cuando vine de España tuve que empezar a armarme de un círculo social. Lo que hice fue empezar a hacer actividades con dos compañeros que tenía y sumarme a los amigos de ellos. Y luego también formar grupos de estudio que sirva en parte para lo académico y en parte para compartir más con los colegas de curso”.
Otro consejo a la hora de empezar los estudios es apoyarse en los equipos profesionales con los que cuentan las instituciones y acercarse a los centros de estudiantes:
“Recurrí al equipo de psicopedagogas porque llegó un momento en que de tanto querer manejarme por mí misma y conocer todo, me terminó complicando en los estudios así que busqué ayuda de alguien que me pueda dar una directriz”, dijo Rosario. Y agregó que la actividad del centro “me sirvió para conocer mucha gente, hacerme amigos y conocer todos los rincones de la Facultad”, comentó Ricard.
Información obtenida de El Litoral