El desafío de formar a la nueva generación
“El pueblo tiene derecho a saber”, fue la frase que usó Mariano Moreno para inspirar en 1810 la creación del primer periódico de la etapa independentista La Gazeta de Buenos Ayres. En conmemoración de la salida de su primer ejemplar, el Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba en 1938 decretó el 7 de Junio como el día del Periodista, reconociendo para siempre la labor de esos primeros tres redactores: Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.
Doscientos diez años después, siguiendo la huella de aquellos pioneros, miles de jóvenes eligen dedicarse, según el gran García Márquez, al mejor oficio del mundo. Y aquí estamos las escuelas, los institutos y las universidades para recibirlos y acunarlos en un mar de herramientas, paradigmas y lecturas, mientras nos debatimos entre la teoría y la práctica, lo macro y lo micro, lo clásico y lo innovador; en un ir y venir de ideas, propuestas y necesidades que termina siempre en el mismo puerto de pensamiento: ¿cómo formar a los periodistas del futuro?
Desde las aulas y talleres que habitamos o desde las pantallas que hoy los reemplazan, desde las prácticas que alentamos y los saberes que construimos brota la necesidad de interpelarnos como docentes, formadores, responsables de trazar un camino y acompañarlo, dejar crecer con respeto y mirar volar… ¿cómo formar a los periodistas del futuro?
Abriendo los ojos a una realidad más parecida a una ficción, en la que los cisnes negros andan en bandada, las últimas noticias nos llegan detrás de ojos anónimos, los problemas y las causas sociales se multiplican, la enfermedad y la economía no dan tregua, y el desánimo parece teñirlo todo de gris… ¿cómo formar a los periodistas del futuro?
Cuando las reglas del juego tecnológico cambian unos pocos sin pedir permiso; se multiplican y a la vez se niegan en grietas los accesos a redes y dispositivos; los viejos medios pelean por subsistir y los nuevos también; la calidad se mide en cantidad de likes; los sesgos manipulan a los algoritmos que manipulan a los contenidos mientras filtramos a través de una burbuja invisible aquella posverdad que priorizamos… ¿cómo formar a los periodistas del futuro?
La respuesta es la esperanza.
Porque la verdad no puede ser sólo esto. ¿Hay cuántas verdades escondidas que esperan ser vistas y desveladas? ¿Hay cuántos sueños que necesitan despertar y ser vividos? ¿Hay cuántas ilusiones que podrían ser contagiosas, maravillosamente inspiradoras, si tan sólo les diéramos la oportunidad de nacer?
La respuesta es la empatía.
Porque es la presencia reconocida del otro la que verdaderamente nos humaniza y nos resucita de la indiferencia. Y la trama de historias que merecen ser contadas amerita un entender, un interpretar el sentir ajeno y desconocido como propio y común.
La respuesta es la curiosidad. Y es la creatividad.
El deseo de ver el mundo con ojos únicos, de buscar lo inencontrable, de luchar por el arte y el amor propio pero también tuyo y de todos.
La respuesta es la ética.
La capacidad de distinguir el bien del mal. Lo que mata, lo que hiere, lo que cura, lo que salva.
La respuesta es la justicia y la verdad, para que, al decir de Francisco, “la comunicación sea verdaderamente un instrumento para construir, no para destruir; para encontrarnos, no para chocar; para dialogar, no para monologizar; para orientar, no para desorientar; para comprender, no para incomprender; para caminar en paz, no para sembrar odio; para dar voz a los que no la tienen; para dar voz, no para ser un megáfono a los que gritan más fuerte”*.
Feliz día del periodista. A los de hoy que ya están encontrándose en estas respuestas, y a los del futuro que recién comienzan a hacerse preguntas.
Ma. Milagros Vigil
Directora de las carreras de Comunicación de la Universidad Católica de Santa Fe
*Discurso del Papa Francisco a los miembros de la Asociación de Prensa Extranjera – Mayo 2019