“El ser humano se involucra y su cuerpo responde posicionalmente. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos erguidos en contra de la fuerza de la gravedad” describe el Lic. Gabriel Donadío, coordinador de la carrera de Kinesiología y Fisiatría de la Universidad Católica de Santa Fe.
La columna vertebral, conformada por 33 vértebras, protege la médula espinal y permite que el ser humano se mantenga de pie o se incline. La alineación y equilibro de esta suelen afectar problemas o dolencias en las áreas cervicales, dorsales o lumbares; que, en la mayoría de los casos, se vinculan entre sí y con el resto de los miembros superiores e inferiores del cuerpo.
El cuerpo pasa factura
Hay varios componentes que inciden negativamente en la columna y que, con el tiempo, instalan desequilibrios en la misma, provocando síntomas de inestabilidad. Éstos, si se pasan por alto, pasarán factura en el resto del organismo.
De arriba hacia abajo, la región cervical, entendida como los primeros siete huesos de la columna, puede sufrir dolencias extendidas desde la base del cráneo, pasando por los hombros y brazos, hasta la parte superior de la espalda o columna torácica – dorsal:
“Pueden manifestarse: dolores de cabeza, sensación de náuseas o vómitos, zumbido en los oídos, pérdida de fuerzas y/o parestesias u hormigueos en una o ambas manos o brazos, y mareos. Este último puede sentirse como que se va uno hacia un costado, que pierde el equilibrio. También hay un síntoma silencioso que es la pérdida del RON (rango óptimo de movimiento), es decir, uno se levanta un día y ya no puede girar la cabeza con normalidad, la famosa tortícolis”, nombra el Lic. Gabriel Donadío, coordinador de la carrera de Kinesiología de la Facultad de Ciencias de la Salud.
En descenso, también aparecen dolores a nivel dorsal o lumbar, en la zona baja de la espalda o de la cadera. “Es corriente escuchar casos de dolores vinculados a estructuras comprometidas en esta región, como, por ejemplo, con respecto al nervio ciático, o alguna de sus ramas como el nervio crural o el poplíteo externo; también las estructuras músculo-tendinosas comprometidas pueden afectar, como las tendinopatías glúteas o la trocanteritis”, describe.
Recomendaciones básicas
Nuestra columna vertebral tiene que estar fuerte, flexible y elástica. Por eso es clave acudir a un kinesiólogo cada tanto, para trabajar la armonización de la columna, para plantear posibles caminos de mejora y un seguimiento de los cambios.
“Nuestro organismo es muy sabio. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos erguidos en contra de la fuerza de la gravedad, y si la estructura biomecánicamente no está en su armonía, seguramente se va a generar una exacerbación de los síntomas. A su vez, las situaciones emocionales y el estrés afectan. Con un buen tratamiento kinésico se puede mejorar nuestra calidad de vida”, destaca el licenciado.
Como principal recomendación para aliviar los dolores, se sugiere actividad física. Es pertinente recomendarla con precaución, tanto para casos de sedentarismo como de sobre exigencia. El Kinesiólogo resalta que “a la actividad diaria hay que planificarla según un diagnóstico claro de los síntomas y posibilidades del paciente. Las cadenas musculares vienen trabajando desde que somos bebés y nos llevamos la mamadera a la boca, en cada gesto éstas se elongan o no, por eso hay que ser prudentes. Por ejemplo, la caminata diaria carga las cadenas musculares posteriores, que, si no tienen flexibilidad o están comprometidas, pueden generar una incidencia negativa en la región lumbar, con una posible hernia o perjuicio de los discos intervertebrales”.
Hoy se ve que “la artrosis de columna, que se da en adultos mayores, está presente también en los jóvenes que se exigen en el deporte. Esto debido a que es una patología de origen mecánico que se instala cuando hay una agresión sobre la articulación, por ejemplo, cuando se pone mucho peso o esfuerzo en una zona comprometida por lesiones o desequilibrio”, comenta.
A su vez, un buen descanso es necesario. El bruxismo, el exceso de almohadas y dormir boca abajo afectan directamente a la columna vertebral, tensionando el área cervical y dorsal. “La mejor posición para dormir es boca arriba o un poco lateralizado y con una almohada; si lee o mira televisión en la cama es recomendable colocarse sentado, no con el cuello doblado, porque esto tiende a la rectificación de las cervicales.”
Es importante mejorar la postura del cuerpo, más aún si se trabaja frente a una computadora o en actividades manuales, es decir: tratar de que el monitor esté lo más recto posible a la vista, con los pies elevados arriba de un taburete, para así mejorar la condición de la columna lumbar con la cadera bien contra el respaldo.
“La postura encorvada altera nuestro eje posicional y carga ciertas estructuras miofasciales, provocando un aumento de la compresión a nivel columna. En el devenir de la pandemia y su virtualidad, se ve una carga tensional en aquellos que estudian o trabajan frente a una computadora o celular, ya que implica no solo observar, sino también estar atento a lo que se está trabajando. El ser humano se involucra y su cuerpo responde posicionalmente. Esta situación exige al menos una vez al día una acción que contrarrestare”, concluye Donadío.
Charla abierta
A fin de celebrar juntos el día del Kinesiólogo, la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCSF invita a estudiantes, docentes y público general a participar del encuentro Kinesiología Práctica, mitos y verdades a realizarse el martes 16 a las 17 hs, en el Hall de la sede Virgen de Guadalupe (Santa Fe, Echagüe 7151).
Se tratará de una cátedra abierta del Módulo de Integración Disciplinar II, dictada por el Lic. Diego Schmidhalter, docente de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría. Se trabajará sobre los principales mitos y realidades de las incumbencias del kinesiólogo para mejorar la prevención de patologías del cuerpo y potenciar herramientas y conductas que optimicen la calidad de vida.