En este día, la Universidad desea celebrar el genio femenino, y destacar el valioso aporte que realiza en la sociedad y en concreto, desde el ámbito académico y de gestión, que luego se extiende a todos los campos del trabajo profesional.
La Secretaria General de la Casa de Estudios, CP Claudia Gauna, destaca que entre los aspectos sobresalientes de la mujer en la gestión, se pueden mencionar “una mayor empatía y sensibilidad frente a las necesidades y requerimientos de los demás”, lo que permite generar en su entorno un clima de mayor cercanía; añade también un cierto “placer por trabajar en equipo, sin que esto signifique un riesgo a su autoridad”, punto ligado a la “habilidad para persuadir más que imponerse”, que facilita la cooperación en los ambientes y equipos de trabajo.
Claudia Gauna resalta un tercer aspecto, y es “la capacidad para asumir varias cosas al mismo tiempo, administrando el tiempo para llegar a todo sin enloquecer”, asegura. Todo esto adquiere especial interés en el ámbito organizacional, en tiempos donde las habilidades blandas son las más apreciadas. En este sentido, explica que “hay ciertas actitudes especialmente valoradas en un líder: que sepa escuchar y favorezca la participación, que comunique y comparta la información, que delegue y logre generar consenso”.
En este mismo sentido, la Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Dr. Carmen González, desde una perspectiva personalista, y guiada por el pensamiento de Juan Pablo II, desglosa lo que aquel entendía por genio femenino. González resalta tres aspectos: “la capacidad de maternidad, que despierta una actitud de protección al más débil y de apertura a la vida; la acogida, como disposición contraria al conflicto, el rechazo y la ley fría; y una especial sensibilidad, que posibilita un abordaje más emocional de la realidad”.
Una diferencia que enriquece
Como comunidad universitaria estamos convencidos de que el aporte de la mujer está llamado a complementarse, en todos los ámbitos de la vida humana, con el del varón. Lo femenino tiene algo que le es propio e insustituible, al igual que lo masculino.
Nos unimos al grito de Juan Pablo II, cuando expresaba: “te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas”.
Hablamos de miradas, actitudes y estilos diferentes, que lejos de levantarse violentamente como fuerzas antagónicas, deben compartir la búsqueda y el empeño por lograr una sociedad más justa y equitativa.
De lo que se trata, es de apreciar la diferencia y seguir luchando para que esa riqueza y esa complementariedad alcance todas las dimensiones de la sociedad, a partir de una igualdad cada vez mayor tanto en las oportunidades como en el reconocimiento de los logros alcanzados.
Dos voces entre muchas
Para la ocasión, tanto la Vicedecana de la Facultad de Derecho y Ciencia Política, Abog. Paula Cattelan, como la Secretaria Académica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Santa Fe, Lic. Laura Casabianca, comparten una mirada sobre las particularidades del ser femenino, y su presencia de en estos dos grandes campos del saber.
La Vicedecana de Derecho y Ciencia Política señala que “las mujeres hemos luchado por el reconocimiento de nuestros derechos y con ello el amor por las leyes nos ha conducido, en muchos casos, a elegir la abogacía como medio apasionado de vida, coloreado con esa búsqueda insaciable de lo que es justo”.
Cattelan rescata que, aunque el Derecho fue por mucho tiempo una disciplina con una presencia marcadamente masculina, hoy en día, “las aulas de la Universidad están repletas de alumnas que aman la justicia y comparto la tarea docente con profesoras de todas las ramas del Derecho”, y afirma convencida que se trata de “un camino que se abre y se sostiene con pasos firmes”.
La Lic. Laura Casabianca, señala que “las mujeres son pilares fundamentales en el ámbito educativo y, muy especialmente, en la vida Universitaria”. Realidad que se ha gestado con el correr del tiempo, el paso de las generaciones y la toma de conciencia del valor que tiene la presencia femenina.
Casabianca destaca que “desde comienzo del siglo pasado, muy de a poco, hemos ido tomando diferentes roles en este ámbito: desde personal de limpieza, personal docente y no docente, administrativo, llegando a puestos de autoridad y gestión”.
Paula Cattelan concluye: “celebro los espacios en los cuales hombres y mujeres compartimos profesiones, oficios, educación e ideales. Es la sociedad que buscamos y deseamos, por la cual debemos luchar ambos en pie de igualdad”.
“Las nuevas generaciones de mujeres psicólogas han comenzado a recibir más reconocimiento”, por la Lic. Laura Casabianca
Actualmente, las mujeres son pilares fundamentales en el ámbito educativo, y, muy especialmente, en la vida Universitaria. Desde comienzo del siglo pasado, muy de a poco, han ido tomando diferentes roles en este ámbito: desde personal de limpieza, personal docente y no docente, administrativo, llegando a puestos de autoridad y gestión.
Si bien todas y cada una son diferentes, en líneas generales, se destacan en competencias como: calidez en el trato, planificación y organización, multitasking y orientación al servicio, entre otras.
A lo largo de la historia han sido muchos los psicólogos que influyeron en el desarrollo de la ciencia de la psiquis y el comportamiento humano. A partir de los años 60 y 70 y, mucho más en las últimas décadas, las nuevas generaciones de mujeres psicólogas han comenzado a recibir más reconocimiento, tanto en su aporte a la ciencia, como en los puestos directivos de las carreras afines.
Para conmemorar en esta fecha, menciono sólo algunas Psicólogas –se podrían mencionar muchísimas más– que han sido pioneras y fundamentales en diferentes aportes a la disciplina:
–Brenda Milner (1918), Neuropsicóloga, considerada como la fundadora de la neuropsicología y es una de las figuras más importantes en el estudio de la memoria.
–Anna Freud (1895 – 1982). Hija de Sigmund Freud, y, fue tan importante el aporte a la teoría de que su padre originó, siendo pionera en el campo del psicoanálisis infantil.
–Virginia Satir (1916 – 1988), una excepcional terapeuta, y, sin dudas, una de las personas más importantes en la Terapia Sistémica Familiar.
–Laura Posner (1905 – 1990), más conocida como Laura Perls, es una de las psicólogas más influyentes del siglo pasado. Junto a su marido Fritz Perls y Paul Goodman desarrolló la Terapia Gestalt en los años 40 (un modelo terapéutico humanista-existencialista)
–Mary Whiton Calkins (1863 – 1930) fue una psicóloga estadounidense que se convirtió en la primera mujer presidenta de la Asociaciones Americana de Psicología (APA)
El rol de la mujer en el ejercicio del Derecho y en la formación profesional, por la Abog. Paula Cattelan
Cuando me invitaron a participar de este espacio destinado a visibilizar los espacios que las mujeres ocupamos en la sociedad no me resultó difícil encontrarlos. Pero no siempre lo vimos así, tan claro. El camino fue (y aun es) largo y en más de una oportunidad, teñido de sinsabores.
Si bien es cierto que intervenimos en la creación de la vida, en el cuidado y acompañamiento del crecimiento de nuestros hijos e hijas, todos estos roles desde siempre fueron atribuidos a la mujer, como sostén o pilar afectivo de la familia.
En esta oportunidad me parece importante rescatar que además de contribuir en el hogar, desde hace un tiempo la mujer es protagonista en otros ámbitos y formadora de personas que han de interactuar en la sociedad en muchos terrenos, de los más diversos y complejos. ¡Vaya tarea!
Centrándonos en la abogacía, desde antaño esta profesión estuvo relacionada con los varones. Si nos remontamos a nuestra historia, veremos que desde Manuel Belgrano hasta la mayoría de los presidentes constitucionales siempre han sido hombres. Sin embargo, las mujeres hemos luchado por el reconocimiento de nuestros derechos y con ello el amor por las leyes nos ha conducido, en muchos casos, a elegir la abogacía como medio apasionado de vida, coloreado con esa búsqueda insaciable de lo que es justo.
También, el rol de educadores del Derecho siempre estuvo asociado a los hombres. Cuando hacemos el recorrido mental de nuestros formadores nos acordamos generalmente de nuestros profesores y de algunas pocas profesoras. Hoy me toca decir con orgullo que las aulas de la Universidad están repletas de alumnas que aman la justicia y que comparto la tarea docente con profesoras de todas las ramas del Derecho. Un camino que se abre y se sostiene con pasos firmes.
Me permito reflexionar algo más. Las abogadas tenemos un espacio inmenso para aportar nuestras ideas, pinceladas con la palabra serena que nos caracteriza. Contamos con fortalezas, herramientas y habilidades que traemos desde el vientre materno y que son el motor constante de nuestra propia existencia.
Celebro los espacios en los cuales hombres y mujeres compartimos profesiones, oficios, educación e ideales. Es la sociedad que buscamos y deseamos, por la cual debemos luchar ambos en pie de igualdad.