Silvana Corso es Profesora de Historia, Magíster en Inclusión Educativa y trastornos de Aprendizaje de la Universidad Central de Chile, Especialista en Gestión Escolar y Trastornos del Lenguaje y estudiante de la Maestría de Integración de personas con Discapacidad de la Universidad de Salamanca. Como si fuera poco, es finalista del Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, del que participaron 20 mil maestros de 37 países y cuyo premio es un millón de dólares para contribuir con la causa de quienes despliegan una propuesta de calidad educativa en la población desplazada.
Todos sus logros tienen un gran valor, más aun si mencionamos que durante sus años en escuela primaria fue diagnosticada como una estudiante con trastornos de aprendizaje, a la cual se le otorgaba el pase porque las autoridades educativas de su escuela consideraban que la repetición era una pérdida de tiempo para alguien que jamás podría aprender, sumado a la discriminación que padeció en carne propia.
Pero la tenacidad de sus padres por continuar con su educación formal, la llevaron a una secundaria que solucionó su trastorno del aprendizaje simplemente enseñándole a estudiar y apoyándola en sus metas.
Años más tarde, Silvana fue mamá de una niña con parálisis cerebral severa. Catalina, que falleció a los nueve años de edad, es quien la inspiró para desarrollar el proyecto que hoy impulsa: es directora de Escuela de Educación Media Nº2 “Rumania”, cuya población, en su mayoría, son adolescentes llegados desde Fuerte Apache y chicos con problemas severos como parálisis cerebral, hidrocefalia, espina bífida y esquizofrenia.
Este año, Silvana Corso fue una de las destacadas conferencistas del VIII Congreso Internacional de Educación de la UCSF, donde disertó sobre: “Inclusión Educativa: las barreras como oportunidad: análisis de un proyecto de inclusión educativa, áreas de trabajo y estrategias para llevarlo a la práctica”.
Luego de haber sido ovacionada de pie por los asistentes a su conferencia, Silvana explicó que su lugar de trabajo tiene una realidad que supera todo lo que cualquier persona se puede imaginar pero donde hoy, llevando 27 años allí, todavía se sorprende de cada caso y cada historia de los chicos que concurren a “Rumania”.
“Es entonces cuando pensamos que la escuela tiene que alojarlos, contenerlos y darles herramientas para que ellos sientan que es un lugar que les devuelve la calma y los pone en equilibrio para seguir adelante, más allá de la realidad que los está atravesando y que es más dura de lo que se pueda imaginar”, destacó.
Consultada sobre la problemática que significa ponerle rótulo a las personas por el lugar de donde vienen, Corso explicó que “el problema es la representación del otro sin importar el contexto. Por ejemplo: al hablar de esta escuela se la ubica como una escuela pobre para pobres, porque se trabaja con los pibes del Fuerte (Apache) o con chicos discapacitados, entonces la gente piensa que no es una escuela de calidad. Esa es la representación del otro. Pero lo mismo pasa con las escuelas que están ubicadas en barrios de elite, donde los docentes van con una representación de ‘estos chicos creen que somos sus empleados domésticos’. Es decir, que siempre hay una representación del otro que debemos romper dentro de la escuela”.
Otro de los puntos importantes que mencionó, es la necesidad de romper con la singularidad: “no es ‘el otro’, sino que son ‘los otros’, todos y cada uno. De eso se trata educar”.
Al explicar de la forma en que trabajan en su escuela, detalló: “ponemos énfasis en la formación docente, y en principio trabajamos con romper los prejuicios con los que crecimos y que nos inculcaros nuestros adultos, porque los prejuicios que tenemos los aprendimos de otros. Entonces, lo que hay que hacer es desarmar discursos para dar un lugar. Para esto trabajamos mucho con las biografías de los docentes y a partir de ahí, sensibilizados, empezamos a plantear el tema de conectarnos con el cuerpo, con la persona. No ver al otro portador de –una discapacidad, el contexto, o porque tiene un hijo-, sino conectarme con quién es, más allá de qué tiene o de qué lo rodea. Ahí es donde está la clave para trabajar: con aulas heterogéneas que, en definitiva, es lo que define a la escuela. La heterogeneidad estuvo presente históricamente pero la escuela trabajó siempre para quien entra en una media convencional, entonces si encajás en esto, funcionás, sino quedás afuera. Queremos romper con la lógica de la escuela y, en definitiva, crear una escuela nueva y que dé respuestas a cada uno”, finalizó.