Luego del receso de mediodía, fue el turno de Marcelo Angriman, abogado y profesor de educación física. En su conferencia propuso comenzar una revolución cultural, romper con los sistemas convencionales y empezar a usar el deporte como una herramienta para educar: “El deporte en la escuela es un disparador de reflexión y convivencia; es un diamante en bruto, una herramienta pedagógica que debemos aprovechar”, resaltó.
Además, señaló que “en la actualidad, distintos factores como la revolución tecnológica, las nuevas configuraciones familiares, las enfermedades adictivas, las necesidades insatisfechas, el analfabetismo emocional, el sedentarismo, entre otros, configuran un nuevo espacio de trabajo en la tarea educativa”.
Por último, concluyó afirmando que “la actividad física incentiva el trabajo en equipo y aporta sentido de pertenencia. Desata las emociones básicas como la ira, la alegría, el miedo, la tristeza”. Angriman sostiene que “en el deporte no hay lugar para la ficción, el cuerpo y la mente se pronuncian sin decir palabra”.
Inclusión educativa
A su turno, Silvana Corso, finalista del Global teacher Prize expuso su trabajo “Inclusión educativa: las barreras como oportunidad. Análisis de un proyecto de inclusión educativa, áreas de trabajo y estrategias para llevarlo a la práctica”. Ella es directora de la escuela de educación media “Rumania”, ubicada en el barrio Villa Real de Capital Federal. Con un sistema educativo inclusivo, busca el aprendizaje en cada uno de sus alumnos teniendo presente las capacidades particulares de ellos.
En su exposición, señaló que “el factor de cambio es el docente… Nosotros hacemos la diferencia”, y contó que en su institución son ellos los que buscan reinventarse todos los días en el aula, capacitándose constantemente y trabajando en equipo para luego volcarlo en la práctica. “Un líder inclusivo es aquel que puede valerse de herramientas, de delegar y empoderar en un trabajo sumamente colaborativo”, afirmó Corso.
Asimismo, planteó la necesidad de “la flexibilidad en la profesión para romper con el sistema y entender que hay que trabajar sobre lo que los chicos pueden, respetando su ritmo. La clave es abrir el corazón, esa es la respuesta a todo”, concluyó.
La escuela: camino y periferia
Continuando con la jornada, el presbítero Alberto Bustamante expuso bajo el título “La escuela: camino y periferia”, donde hizo hincapié en la presencia de los docentes para los alumnos y las consecuencias que puede traer el estar ausente. Sostuvo que “el profesor tiene tres llamados: a estar, a tocar y a mirar, haciendo analogías con la vida de Jesús”.
Con respecto al primer punto postuló que “el estar es fundamental para desplegar grandes proyectos de vida. Las grandes frustraciones tienen como origen las ausencias. Por eso el docente debe plantearse si está presente para el alumno cuando lo necesita y tener en cuenta que cuando no lo hace produce mucho sufrimiento en los alumnos”, sentenció Bustamante.
El segundo punto hace referencia a que “los docentes están llamados a tocar. El contacto es signo de cercanía y accesibilidad y los profesores están constantemente en riesgo de volverse intocables”. Además, agregó que “las escuelas y las instituciones se caracterizan por circuitos administrativos que alejan a la gente. Expresó que para él es importante poner antes a las personas que a las reuniones de trabajo”.
Como último punto, el presbítero hizo hincapié en la mirada. Expresó que “muchos padres y docentes no miran a sus hijos y alumnos y pidió que no les quiten los ojos de encima, ya que la mirada le da existencia a los jóvenes”. Para concluir citó un artículo llamado Mirame má que hace alusión a la importancia del juego en los chicos en conjunto con la mirada de la madre.
Educar para la felicidad
Culminando la jornada de conferencia, Susana Maurin disertó bajo el lema: “Educación emocional, social y espiritual en la escuela. Un nuevo paradigma, estrategias y experiencias”. Ella propone educar alumnos para que sean felices y capaces de construir un mundo mejor: “Vivimos en un mundo muy complejo, necesitamos de un amplio repertorio de habilidades emocionales, sociales y espirituales”, sostuvo.
Además, señaló que las emociones cumplen un rol crucial en nuestras vidas: “Son fuente de energía y de poderosos impulsos que nos llevan a actuar, de ellas dependen nuestras acciones y decisiones, así como nuestras interacciones. Es importante interactuar con los jóvenes y niños, trabajar más allá del síntoma, tomar el problema en profundidad”.
Finalmente, Maurin argumentó que la educación emocional produce efectos profundos y trascendentes, los cuales se trasladan a la vida entera de los alumnos, y “genera un mejor clima áulico y proporciona herramientas a los alumnos, para que ellos mismos sean capaces de solucionar conflictos e interpretar sus propias emociones”.
Talleres simultáneos
La jornada de talleres de la tarde fue inaugurada por la especialista en tecnología educativa Marisa Conde, con su exposición titulada “Tecnoludomakers: Scratch”. Conde plantea que “se pueden desarrollar habilidades a través de la computación, trabajando con el pensamiento computacional. Nota que los alumnos de hoy quieren controlar todo, y si no lo logran se ponen mal, por ende, propone generar confianza en los alumnos”.
Además, la licenciada en tecnología educativa, Paola Dellepiane, expuso su trabajo llamado “¿cómo hacer visible el pensamiento de nuestros alumnos?” cerrando así el cronograma de talleres.
Prensa Facultad de Humanidades UCSF