Joven docente y egresado de Diseño Industrial de la UCSF cuenta su experiencia de misión en el país más poblado del planeta. “Aquí todo convive en un mismo lugar: pasado, presente y futuro”.
Briant Gervassi es egresado de la Licenciatura en Diseño Industrial de la UCSF sede Rosario. Luego de ejercer su profesión e incursionar en la docencia universitaria, cambió de rumbo y decidió dedicar un tiempo largo a misionar. El destino fue la ciudad de Chennai en India, donde vive desde hace poco más de un mes.
“La historia, la cultura y la tradición de más de 3000 años conviven con la tecnología de este siglo. La tarea más simple aquí puede resultar un deporte extremo, como cruzar una calle. Solo aquí en la provincia de Tamil Nadu, donde se encuentra mi ciudad Chennai, hay 80 millones de habitantes. Sí, solo una provincia tiene el doble de personas que nuestro país”, escribió en un blog el joven egresado y docente de la UCSF, narrando sus primeras impresiones.
“Realmente India es otro mundo. Todo es distinto aquí, y hay mucha diversidad, muchas cosas pasando al mismo tiempo. Todos son muy amables, siempre dispuestos a ayudar. Los niños son una fuente de alegría donde sea que vayas. Cuando visitamos algunos de nuestros amigos, estos nos dan hasta lo que no tienen, para servirnos, ellos nos terminan misionando a nosotros”, describe Briant.
A pesar del escaso internet, y la rutina apretada que deja poco margen para sentarse y escribir, Briant conversó con la universidad para compartir su experiencia de misión en la otra punta del mapa, hoy el país más poblado del mundo.
¿Cómo se fue gestando esta posibilidad en tu vida? ¿Qué te impulsó a lanzarte definitivamente a esta misión?
La verdad el salir de misión no era algo que estuviera en mis planes, sino que se fue gestando con el tiempo. Hace años que vengo haciendo misiones cortas, dedicando mis vacaciones de trabajo a eso.
Hace poco decidí dar un vuelco en mi vida profesional, dejé el trabajo que tenía, buscando algo que me signifique más. Así empecé a trabajar en nuestra universidad, metiéndome en el campo de la enseñanza.
Pero Dios me presentó otros planes, y fue cuando conocí la misión con Puntos Corazón. Como yo mismo estaba buscando ese “algo más” no me pude negar a la posibilidad de probar qué tal sería hacer una misión más larga. Visité la casa que tienen en Lanús por una semana y, finalmente, unos meses después decidí que era el momento adecuado para dar el paso.
Más tarde me dijeron que mi destino era India. No fue una decisión mía venir a misionar acá, sino que yo solo me puse a disposición de lo que Dios necesite y en donde sea. Él fue quien me inspiró.
¿Cómo es un día allí? ¿Qué proyectos tienen entre manos?
La misión aquí tiene tres pilares oración, compasión y vida comunitaria. Vivimos en una casa comunitaria junto con otros misioneros. Actualmente somos solo tres, un francés, un alemán y yo. Entre nosotros nos encargamos de todo, la comida, la limpieza, los cuidados de la casa.
En la mañana, además de las tareas de la casa, tenemos vida contemplativa. Rezamos la liturgia de las horas, vamos a Misa y tenemos adoración. En la tarde rezamos el Rosario y salimos a visitar a las personas necesitadas aquí, teniendo siempre en mente la misión desde la compasión, es decir, no venimos a solucionar los problemas específicamente, sino que venimos a compartir, acompañar y estar.
A veces la simple compañía es lo que más necesita la gente, tener una persona con quien hablar, alguien con quien compartir una comida, o alguien con quien jugar en caso de los niños.
También tenemos otras actividades más apostólicas como la visita a un orfanato de las Hermanas de la Caridad, la comunidad de la Madre Teresa, o visitas a barrios más precarios para jugar con los niños, dar catequesis en la parroquia, y otras más.
Hasta ahora, ¿qué es lo que más te impactó de la vida allí?
Debo decir que lo que más me impactó de India es la gran diversidad, en todos los sentidos. Uno puede ver la grandeza y riqueza en una esquina y en la otra toda la pobreza y la necesidad.
Todo convive en un mismo lugar: pasado, presente y futuro. Es muy impactante ver una oficina super tecnológica que evoca la modernidad, frente a un templo que muestra toda la grandeza histórica y la tradición de este país.
Ves personas caminando con vestimentas hindú o musulmana, junto a hombres con traje, gente con camisa, extranjeros con ropa que nosotros consideraríamos “normal”, todos juntos, hablando cada uno su idioma y, de alguna manera, todo funciona.
¿Qué recomendarías a alguien que esté pensando realizar una experiencia similar?
Creo que la mejor recomendación que puedo dar a una persona que esté pensando en realizar una experiencia así, es que no hay que quedarse con la duda. Si alguna vez se te pasó por la mente o lo consideraste, creo que hacer la prueba de cómo es la vida de misión es obligatoria.
Lo peor que puede pasar es que veas que no es para vos. Pero si haces la prueba y ves que te gustaría dedicar un tiempo de tu vida a servir a los demás, te aseguro que la recompensa es siempre mucho mayor a la entrega. Dios no se deja ganar en generosidad y cuando damos algo él nos devuelve el doble.