De la incertidumbre a la resiliencia. El gran desafío de la Pandemia

Yanina Noemí Alarcón*
Equipo Hoy Para el Futuro – UCSF**

 

Al comenzar este año jamás imaginamos lo que venía por delante. Con el anuncio de la cuarentena –a mediados de marzo– nuestra agenda ya organizada se empezaba a modificar. Varias de nuestras rutinas, hábitos y costumbres se re-adaptaron y comenzamos entonces, a experimentar medidas necesarias para cuidar la salud.

 

Los múltiples contextos en los cuales acontecía nuestra vida –oficina, paseos, bares, compras, escuela, clubes, etc. –pasaron a ser, de un día para el otro, un único espacio en donde transcurre nuestra cotidianidad. La casa, donde ahora trabajamos, estudiamos, disfrutamos, descansamos y re-aprendemos a convivir.

 

A través de los medios de comunicación, estuvimos colmados de información médica, económica, escolar, social, que nos ayudaron a intentar adaptarnos a lo que debíamos enfrentar; pero quizás, no priorizamos el cuidado de nuestra salud mental y emocional. Las investigaciones nos alertaron sobre este aspecto al publicar que las consultas por ansiedad y depresión aumentaron un 85%, siendo el trastorno de sueño el denominador común a ambas.

 

Valorar y preservar nuestra Salud Mental es una invitación que empezó a ocupar espacios importantes en los medios, aunque a veces no tanto –como sería saludable– en nuestra propia vida. “No es fácil”, se escucha decir, acompañando nuevas preguntas… ¿Cómo hacemos para no sentirnos agobiados cuando nos transformamos en home office 24hs al día?, cuando voy a trabajar extremando cuidados en medio de una pandemia, cuando de repente comenzamos a ser padres intentando “ser docentes”, cuando siendo docentes tuvimos que aprender a grabar clases, motivar a los alumnos a través de una pantalla, a usar plataformas y programas informáticos. ¿Cómo evitamos que nuestra ansiedad no se “dispare” al transitar por un escenario tan desconocido y -para muchos- también abrumador? Porque silenciosamente la incertidumbre fue ganando espacios y ese “no sé qué va a pasar” fue invadiendo los diálogos que mantenemos en la cotidianidad.

Ser resiliente

¿Cómo podemos pasar de esa incertidumbre, de esa sin certeza, a una actitud no solo más placentera, sino, también, más saludable? Una respuesta es transformar-nos mediante la resiliencia; mediante la capacidad que tenemos los seres humanos de sobreponernos y adaptarnos a situaciones adversas, como puede ser: la muerte de un ser querido, una catástrofe natural, una pandemia, entre otras. Y es muy importante saber, que todos podemos ser resilientes en la medida que lo decidamos.

 

Cuando intentamos “procesar” toda la información que recibimos, se ponen en juego tres factores: nuestros pensamientos (qué pensamos sobre esta situación determinada), nuestras emociones (qué sentimos) y nuestras conductas (qué hacemos). Y es importante comprender que, en la manera en que utilizamos estos factores, estaremos más cerca de ser resilientes y resignificar experiencias o, por el contrario, de generar más pensamientos negativos, catastróficos y desalentadores que influirán significativamente en nuestras emociones y conductas; y éstas retraoalimentarán aún más los pensamientos que traen tanto displacer.

 

Si advertimos cómo nuestra manera de ver y enfrentar la realidad influye directamente en nuestras emociones y en nuestra forma de actuar, podremos aprender a dar una nueva resignificación cotidiana a las experiencias y vivencias; y esto es un gran potencial para comenzar a sobreponernos a esta situación y fortalecer nuestra capacidad de resiliencia.

 

Es importante que valoremos cómo a lo largo de estos días de aislamiento hemos utilizado una amplia serie de recursos que descubrimos -o teníamos- y que posiblemente no estábamos acostumbrados a utilizar.

 

Hemos puesto en marcha a nuestra familia en escenarios diferentes a los que acostumbrábamos, pero centrándonos en la fuerza de estar juntos y aprovechando ese tiempo que es tan deseado en la abrumadora cotidianidad.

 

Hemos continuado con nuestro trabajo. Adaptándonos al home office, a las plataformas, a la interacción a través de una cámara, sin descuidar que tanto esfuerzo es sumamente valedero porque nos desafía día a día.

 

Hemos aprendido a valorar al otro, a intentar ayudar y ser solidarios con aquellos que esta pandemia dejó al descubierto como totalmente desiguales. Y allí está el esfuerzo gigante de maestros, comedores, organizaciones, personal de salud o quienes empáticamente salieron a cubrir necesidades básicas no satisfechas.

 

Nos hemos mirado, hemos realizado un viaje por nuestro “interior” donde descubrimos talentos, iniciamos proyectos que no habíamos imaginado, y realizamos actividades postergadas en el acelerado ritmo en el que vivíamos.

 

La pandemia nos invita a pasar de la incertidumbre a la resiliencia. Nos invita no solo a intentar sobreponernos a esta situación, sino también a salir fortalecidos de ella. Nos insta a centrarnos en lo que tenemos como recurso, en lugar de mirar lo perdido o no logrado. La resiliencia nos invita a crecer. A potenciarnos a nosotros y al otro para decir: “yo pasé la cuarentena y salí fortalecido de ella”.

 

 

 

* Esp. Lic. en Psicología – Docente e investigadora UCSF

** Hoy Para el Futuro ucsf.edu.ar/hoy-para-el-futuro es un equipo interdisciplinario de profesionales pertenecientes a la comunidad de la UCSF movilizados por las problemáticas que la pandemia ha puesto de manifiesto en algunos casos y profundizado en otros, que pretende constituir un espacio de reflexión que permita pensar los desafíos socio-económicos y espirituales de nuestra sociedad en el escenario de la post-pandemia, con una mirada integral y abarcativa en el marco de un nuevo paradigma de convivencia humana.

 

Créditos: Sofía M Córdoba

Publicado en El Litoral https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/260644-el-gran-desafio-de-la-pandemia-por-yanina-noemi-alarcon-opinion.html

 



Home principal, Facultades, Santa Fe, Rosario, Coronavirus, Hoy para el futuro, Posadas, Reconquista, Rafaela, Gualeguaychú, Psicología, Sedes