Desde la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de Santa Fe se llevó adelante un curso de capacitación en costura con diseño para internas de la cárcel de mujeres de Santa Fe. Forma parte del trabajo conjunto con la Pastoral Carcelaria y el Servicio Penitenciario.
A mediados de este año se formalizó el convenio marco que vinculó a la Universidad Católica de Santa Fe con y la Pastoral Carcelaria de la Arquidiócesis y el Servicio Penitenciario. Una de las líneas de acción planteadas se enfoca en brindar oportunidades de capacitación a quienes cumplen condena. Bajo ese marco se desarrolló el taller “Cosiendo Oportunidades”, a cargo de Lucila Villalba, primera egresada de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y Diseño.
Este curso responde a una primera línea de acción: generar instancias de capacitación dentro de la cárcel, que sean de interés y de provecho para los internos. “Conseguimos financiamiento del estado provincial, que se involucró y valoró lo que íbamos a hacer dentro de la cárcel con estos cursos. Nos interesaba darles herramientas para su crecimiento humano, intelectual y profesional. Capacitarlos para su futuro en libertad”, señala el Vicerrector de Formación de la UCSF, Pbro. Lic. Carlos Scatizza.
Por su parte, el delegado Episcopal para la Pastoral Carcelaria, el Pbro. Bernardo Blanchoud, expresa que a partir de estos cursos “queremos darles algo con lo que puedan desenvolverse en el mundo exterior, y también darles un sentido para la vida, porque si no tienen un punto donde fijar la mirada no hay expectativas de nada. Con la educación se puede manejar mejor el resentimiento, la frustración, la poca o nula valoración que tienen muchas veces de sí mismos”.
Cabe señalar que en el marco del trabajo conjunto, recientemente se firmó un convenio mediante el cual la Universidad concedió becas al Servicio para que sus miembros, o familiares directos, puedan cursar en la UCSF.
Volver a soñar
Lucila Villalba, DI y responsable del curso de capacitación que se dictó durante la última semana de octubre y a lo largo de todo el mes de noviembre, cuenta en qué consistió su intervención: “Lo que hicimos fue implementar el diseño como herramienta de inclusión social en una población vulnerable: la población penitenciaria, que tiene mucha dificultad para insertarse laboralmente una vez que salen, por su mismo antecedente penal”.
En este sentido, la Licenciada afirma que por un lado la experiencia tiene que ver con la capacitación, con lo técnico: enseñar a pensar un producto, hacer un molde, pasarlo a la tela, confeccionarlo, armarlo, enseñar sobre materiales, máquinas de coser y puntadas… “Busqué productos que fueran sencillos de producir en pequeña y mediana escala, y que a ellas les sirviera después, para en un futuro poder comercializarlos e insertarse laboralmente. Hice una compra de materiales e insumos, material didáctico y la máquina de coser”, señala.
Entre los objetos de diseño que elaboraron hubo llaveros con retazos de cuero, con cinta sublimada, mosquetones, puntas de almohadones, borlas, bolsas ecológicas con frunce o con manija, servilletas de tela, individuales. A su vez, algunas de las internas hacían pintura sobre tela o bordado a mano, y complementaban las producciones con estas técnicas.
Sin embargo, la capacitación técnica no es lo único ni lo más importante que se gesta en estos espacios. “Poder compartir con ellas, darles herramientas, escucharlas sobre lo que quieren hacer a futuro, y que ellas se hayan sentido cómodas y contentas es lo más rescatable de toda esa experiencia, mostrarles que a futuro se puede armar una vida”, resaltó la profesora.
Gratitud y oportunidad
Una de las internas que participó de “Cosiendo oportunidades” redactó una carta cargada de emoción, en la que expresa: “Gracias por formarme como persona, por ocupar su tiempo para educarme, capacitarme en mi condición de detenida. Gracias por esta oportunidad, su iniciativa me hizo sentir persona… mujer… igualdad. Todos merecemos una oportunidad en la vida, merecemos ser guiados a pesar de nuestras equivocaciones y errores, para avanzar con seguridad hacia nuestro futuro, necesitamos ser guiados para volver a recuperar nuestra vida y cumplir con nuestras metas”.
Con una esperanza renovada, continúa diciendo: “Hoy creo nuevamente en mí, en mis propósitos y voluntad, gracias a personas como ustedes…. gracias por sanarme, ayudarme y educarme, el regalo más valioso que a uno le pueden brindar, y que se siente más cuando uno está limitado, condicionado, privado de la libertad. Es como estar en agonía en vida, que algo se apaga en tu interior, lo peor que le puede pasar a un ser humano. Pero ustedes me devolvieron las ganas de volver a confiar en mí, que todo se puede con voluntad, y que está en uno salir adelante”.
Lucila Villalba pudo percibir estos procesos a lo largo de las jornadas compartidas con las internas, y manifestó que se encontró “con mucha alegría, con mucha motivación y muchas ganas de salir adelante. El taller fue para ellas un cable a tierra, que les hizo mucho bien dentro de la falta de libertad en la que se encuentran”.
Diseñar por y para las personas
La idea del diseño enfocado en la producción es lo que más resuena, así como las presentaciones novedosas en grandes ferias y eventos. Lucila invita a recorrer y descubrir otra faceta de esta disciplina: el diseño social, centrado en la responsabilidad social del diseñador y del proyecto que realiza. En este tipo de práctica, el proyecto busca algo más que el beneficio: se diseña por y para las personas. Se busca satisfacer necesidades, solucionar problemas, contribuir al bienestar social.
La responsable del taller confiesa que al comienzo tenía cierto temor, sobre con qué se iba a encontrar en la cárcel de mujeres, si les iba a gustar o servir la propuesta que tenía para ofrecer. Luego de pasar muchas mañanas, en la Unidad Penitenciaria N° 4, Villalba confiesa que “fue una experiencia hermosa, increíble, de diseño social, que hace mucho tiempo que quería hacer”.
“Además de que yo lo repetiría sin dudar, también recomendaría que otras personas, diseñadores, o quien quiera sumarse a realizar proyectos de diseño social, que se animen, porque realmente hay muchísimo para hacer en diferentes poblaciones, en diferentes ámbitos”, añadió la diseñadora.
Nota publicada en El Litoral y El Santafesino.