Alumnos, docentes, personal y vecinos de la comunidad, se dieron cita en la Sede San Jerónimo para participar de la charla abierta a cargo del Pbro. Dr. Rubén Abel Taibo.
Como inicio de la exposición se recordó a los presentes que el Concilio Vaticano II no es solo un libro o un conjunto de documentos, sino, un acontecimiento. En principio, un evento que se desarrolló entre 1962 – 1965 y con el que el Vaticano II modificó profundamente la conciencia y la relación de la Iglesia con el tiempo.
“El Concilio discontinuó cómo se venía viviendo la relación de la Iglesia con el tiempo. Sucedió entonces lo que llamamos una reforma profunda de la Iglesia porque generó una nueva inteligencia eclesial”, explicó el Pbro. Taibo.
Con esta nueva inteligencia, la Iglesia se mira adentro, se mira a sí misma y ya no se piensa como se pensaba hasta ese momento. Esta modificación profunda, esta reforma de la Iglesia de sí misma no significó la innovación de algo totalmente desconocido, no vino a inventar una nueva Iglesia.
Al respecto, el Pbro. continuó: “Lo que hace la Iglesia es para renovarse, lo que hace es memoria. Memoria de su origen, de su vocación, de su esencia, de lo que ella es y está llamada a ser originalmente y cuando hace memoria la iglesia se mira para atrás. Y cuando hace este ejercicio se da cuenta de que no está respondiendo a su ser verdadero, no puede seguir de la misma manera que viene caminando”.
La Iglesia no se dio origen a sí misma, ni se creó. Tiene un origen que es Jesucristo. El fundamento y el modelo de esto es Jesús de Nazaret. Jesús es el que se hizo carne, se hizo tiempo, se hizo historia. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa. Hoy voy a alojarme en tu casa” le dice Jesús a Zaqueo, “hoy estarás conmigo en el paraíso”, al buen ladrón.
“Por lo tanto, entre Iglesia e historia, Iglesia y tiempo, Iglesia y realidad después del Concilio Vaticano II, no tendría que haber división, separación, problema, guerra, todo lo contrario. Lo que pasa es que el Concilio Vaticano II recién ahora está siendo lentamente recepcionado. El Concilio es un modo de ser, un estilo de ser. Y como estilo recién ahora está empezando a ingresar”, dijo.
Para finalizar, el sacerdote instó a los presentes a participar activamente en la vida de su comunidad, pensando en el prójimo, valorizando y respetando la “Casa Común”, como la llama el Papa Francisco.