El docente de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la sede Santos Mártires de la Universidad Católica de Santa Fe, Abog. Martín Ayala, lleva adelante un proyecto de investigación sobre derechos del consumidor y estafas electrónicas.
Con la pandemia, fueron muchas las observaciones y ajustes realizados en el estilo de vida y en el ámbito laboral. Una de las actividades que más creció en este periodo fue el comercio electrónico y, por lo tanto, el uso de las tarjetas y medios de pago a distancia. Estas transformaciones motivaron la puesta en marcha de un equipo de investigación dentro de la Facultad, conformado por colegas y estudiantes, que buscan indagar en algunos de estos aspectos, combinando la teoría con la práctica.
La docente de la cátedra Contratos e integrante del equipo de investigadores, Samantha Bárbara Stekler, sostiene que “en el 2020, Argentina tuvo el récord mundial de crecimiento del comercio electrónico con un 79%, seguido por Singapur con un 71%. Así como lo digital trajo consigo muchísimas ventajas, la posibilidad de realizar trámites y transacciones a distancia, siendo necesaria, solamente, una conexión a internet, una tarjeta de crédito y un celular; permitió que por la ventana entren, con mucho sigilo, los estafadores, quienes se aprovecharon de la ignorancia de algunos y del exceso de confianza de otros, provocando muchos problemas e inconvenientes a los usuarios y consumidores de estos servicios virtuales”.
En este sentido, el proyecto de investigación que guía el docente Martín Ayala, apunta a clarificar algunos comportamientos virtuales y a hacer hincapié en la comunicación de la importancia de resguardar los datos y estar alertas ante señales sospechosas.
A su vez, se destaca que uno de los aspectos desconocidos es la posibilidad de devolver un producto adquirido de manera remota, dentro de los 10 días.
“Cualquier contratación por internet, por teléfono, puede revertirse y sin necesidad de dar un motivo, puede ser que suceda que no es el tamaño que queríamos, no tiene la solidez que esperábamos, o simplemente porque nos arrepentimos. No importa, no hay que justificar la solicitud de devolución”, comentó Ayala.
Además, lo que hace el cliente es poner el producto a disposición del comprador. Será el comprador quien deba cubrir los gastos de envío o ir a buscar. En este sentido, agregó que “no hace falta invocar caos, solo hay que solicitar la devolución de la compra, no nos tienen que cobrar nada, no tengo que pagar tampoco los costos de envío, y lo recomendable siempre es hacerlo por escrito. Tiene más fuerza si acredito la compra y la solicitud por correo”.
Para tener en cuenta
Asimismo, existen excepciones que están previstas en la Ley, como ciertas publicaciones de revistas o productos personalizados para el consumidor. “Por ejemplo, una vestimenta con marca de mi empresa”, aclaró y recalcó que se trata de compras realizadas a distancia, ya que, si el cliente vio el producto, lo pudo elegir, este derecho no rige.
Los diez días correspondientes al derecho de arrepentimiento se cuentan de corrido (feriados, sábados y domingos también cuentan) y desde que se descontó el dinero o se recibió el producto; es decir, desde lo último que haya ocurrido.
En este marco, Ayala consideró que la actividad universitaria tiene como rol no sólo formar a los nuevos profesionales, sino brindar a la sociedad el producto de la investigación y sus preocupaciones.
“Los resultados de las investigaciones que se desarrollan de manera conjunta entre docentes y estudiantes, tienen como propósito mejorar la calidad de vida de las personas. Sea un trabajo emprendido desde las ciencias exactas o desde las ciencias sociales”, destacó.
Desarrollar un trayecto académico en la investigación genera un valor importante en la formación del estudiante; además de fortalecer la práctica y experiencia del profesor que impulsa la propuesta.