Existe amplio consenso en afirmar que la crisis ambiental global va más allá de la problemática ecológica. En última -o primer- instancia, remite a una dimensión cultural subyacente que tiene que ver con la forma de pensar y de relacionarse con el mundo.
La inclusión de este tema en la agenda 2030 de la ONU, particularmente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible n° 12 “Producción y consumo sostenible”, la publicación de la encíclica Laudato Si’, ponen en evidencia la urgencia de un cambio. Y este es el tema a partir del cual la Ingeniera ambiental, Anabel Rocío Orellano, reflexiona acerca de la sostenibilidad y el consumo sostenible.
Para entender el concepto de consumo sostenible, primero tenemos que definir qué entendemos por sostenible o sostenibilidad. Esta tendencia mundial indica que los seres humanos de hoy tenemos recursos limitados para satisfacer nuestras necesidades, y no debemos comprometer los de las futuras generaciones impidiendo que puedan satisfacer sus necesidades, ni la biocapacidad del planeta, explica Orellano. La idea de sostenibilidad abarca el desarrollo social, ecológico, económico, cultural de forma armónica con el entorno, en relación con nosotros mismos, con las demás personas y seres.
El consumo sostenible se refiere a las acciones personales que, como ciudadanos y consumidores, debemos llevar adelante. Buscando que nuestras acciones conscientes no impliquen una perturbación al entorno y a las generaciones futuras. Para esto hay que tener en cuenta que la decisión sobre el consumo no es un acto aislado, sino que responde a una compleja interrelación entre factores culturales y sociales, características personales, valores y estilos de vida.
Si pensamos en nuestro día a día, la cantidad de recursos naturales que utilizamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos- vestimenta, alimentación, transporte- implican una cantidad de aire limpio, agua, suelo y demás recursos que estamos tomando: ahí está nuestro deber de consciencia, de responsabilidad.
Uno de los objetivos del consumo sostenible es que como ciudadanos seamos conscientes y actuemos al respecto. Para esto es clave la información disponible, la accesibilidad a opciones sostenibles y la motivación para la adquisición de hábitos consientes.
Aliados para la sostenibilidad
Respecto a las motivaciones de fondo que propician una transformación efectiva, la literatura reporta dos experiencias transformadoras. Por un lado, la conexión con la naturaleza, como una de las maneras de generar esta conciencia que motiva a la acción. La experiencia de viajar, vivir, compartir en entornos naturales hace que podamos tomar perspectiva de la importancia de proteger y cuidar la “casa común”.
Por otro lado, la experiencia religiosa o espiritual puede ser una de las experiencias más profundas e influyentes en el comportamiento. Las religiones -cristianismo, judaísmo, islamismo, budismo, hinduismo- proponen un ideal de vida simple, austera, solidaria, de responsabilidad para con los otros; y esto se condice con estilos de vida en donde debería primar un consumo sobrio y necesario, la conciencia del otro y de los otros, y la responsabilidad para con el ambiente. También en la esfera colectiva, las tradiciones religiosas en todo el mundo tienen una gran influencia social, educativa, política y cultural, lo que las convierte en un potente aliado para la sostenibilidad.
En el fondo de lo que se trata es de reflexionar sobre qué tipo de vida queremos llevar, cuáles son nuestras prioridades, qué entendemos por calidad de vida, siendo consientes de nuestra interdependencia con todo lo que existe.
Si querés saber más sobre consumo sostenible, te invitamos al Seminario: “Consumo Responsable y tradiciones religiosas: aliados para la sostenibilidad”