El Líbano volvió a elegir Presidente el pasado 31/10, tras más de dos años de acefalía. Se trata de Michel Aoun, un histórico militar católico maronita que llega al poder gracias a un complejo sistema de acuerdos.
Michel Aoun accede a la presidencia del Líbano al lograrse una serie de acuerdos delicados con agrupaciones diferentes como Hezbollah, la agrupación chiíta pro iraní, y el sector sunnita pro saudí.
El presidente Aoun tiene una trayectoria larga y reconocida en el campo militar y político, siendo respetado por su integridad y su perfil anticorrupción. Protagonizó, entre otras acciones, el enfrentamiento a las fuerzas sirias entre los años 1989 y 1990, debiendo luego exiliarse del país.
Como nota a destacar sobre el sistema político libanés se distinguen los valores multiconfesionales democráticos que se estructuran, institucionalmente, de la siguiente manera: La presidencia de la Nación le corresponde a los cristianos maronitas, el cargo de primer ministro a los musulmanes sunnitas, y la presidencia del Parlamento a los musulmanes chiítas.
De esta manera el Estado comienza a recuperar su estabilidad política, al haber obtenido el apoyo de las dos naciones que se disputan la hegemonía regional: Arabia Saudita e Irán. Sin embargo, los acuerdos logrados marcan también la complejidad y delicadeza de un sistema caracterizado por la multiplicidad de poderes y por un contexto parcial de paz que, si bien se ha mantenido prácticamente durante la última década, no garantiza la seguridad regional.