Un grupo de cuatro alumnas de la Universidad Católica de Santa Fe, de las carreras de Ciencias de la Educación y Ciencias de la Comunicación, trabajaron en un proyecto de intervención en la Casa de Francisco, institución abierta a la comunidad ubicada en Santo Tomé, que ofrece capacitación en oficios para adolescentes y jóvenes en situación vulnerable.
La iniciativa surgió en el marco de dos cátedras Responsabilidad Social Universitaria y Proyecto de Intervención Socio Cultural, que unió a las estudiantes del Profesorado en Cs. de la Educación Camila Bullin y Ludmila Caraffa, con sus compañeras de la Licenciatura en Cs. de la Comunicación, Ana Leura y Valentina Diaz.
“Muchas veces recibimos estudiantes porque la verdad que nos ayuda muchísimo a tener otra mirada. Estudiantes de distintas carreras de la UCSF han venido a hacer observaciones el año pasado, y nos han propuesto una serie de iniciativas que nos parecen sumamente importantes para nuestra institución”, expresó Luis Martínez, uno de los coordinadores de la asociación civil.
Casa de Francisco
La Casa de Francisco tiene 34 años, y nació como una inquietud de la Pastoral Carcelaria con la intención de ayudar a jóvenes con procesos judiciales y en proceso de reinserción social, para que forjen un proyecto de vida. Con el paso del tiempo la Casa empezó a recibir chicos de la zona, de toda la ciudad, inclusive de otras localidades cercanas.
Al ser una organización no gubernamental sin fines de lucro sale adelante por el trabajo de personas voluntarias, y tiene que realizar todo tipo de eventos para recaudar dinero que sirvan para sostener la obra. En este momento están en la búsqueda de colaboradores que deseen brindar talleres o capacitaciones a los jóvenes que acuden allí los martes y jueves entre las 14 y las 17hs.
Las alumnas de la UCSF diseñaron un formulario web para registrar aquellos voluntarios que quieran sumar propuestas para las juventudes que asisten a dicha institución, ofreciendo gratuitamente diversos talleres o capacitaciones.
La inscripción está abierta hasta el lunes 26 de agosto, a través de este link . Para mayor información, visitar el perfil de Instagram de la Asociación @casadefranciscoasociacióncivil.
Las cuatro alumnas de la Católica compartieron cómo fue su trabajo en la Casa de Francisco, y su reflexión sobre la experiencia vivida.
¿Cómo eligieron trabajar con la Casa de Francisco?
Una de nosotras conocía a dos personas que habían trabajado en la asociación como voluntarias y solían invitarla a los bingos que organizaban. El contacto fue inmediato. Enviamos un mensaje a su perfil de Instagram explicando la propuesta para trabajar desde una de las cátedras de la Universidad, al que respondieron con mucho entusiasmo.
¿En qué consistió la evaluación que hicieron desde las cátedras?
El diagnóstico consistió en un detenido análisis y observación de la rutina diaria y cómo trabajan los miembros de la asociación, además de entrevistar para conocer sus perspectivas, inquietudes y experiencias. Ese relevamiento fue central a la hora de construir paso a paso el proyecto de intervención.
¿Pueden contarnos algo del público que frecuenta la casa?
Los asistentes a la Casa de Francisco son adolescentes y jóvenes que acuden a la misma para recibir apoyo escolar y contención. Hoy en día asisten alrededor de 15 chicos. La gran mayoría reside en Santo Tomé. Por el análisis y las observaciones que realizamos damos cuenta de que son jóvenes muy entusiastas, que están abiertos al aprendizaje y a la incorporación de actividades recreativas que los hagan pensar, socializar o estar en movimiento. Son conversadores y divertidos, además de muy compañeros. Se conocen entre todos y buscan colaborar con el prójimo.
¿Con qué recursos o instalaciones cuenta la asociación?
La organización se ubica en una casa amplia e iluminada que funciona como un espacio de encuentro del barrio y la comunidad. Cuenta con grandes espacios para la realización de talleres, tanto de carpintería como de herrería. A diferencia de la mayoría de las asociaciones civiles, tiene una vasta cantidad de herramientas necesarias para el funcionamiento de los talleres.
Además, cuenta con dos patios, uno delantero y otro trasero con asador y un pequeño espacio de huerta. Disponen de un comedor amplio con una mesa larga, dos cocinas, un baño y una sala de computación que se divide con el comedor por una pared de madera.
Camila Bullin
“Me interpelaron significativamente las historias de quienes asisten y el apoyo que reciben por la voluntaria encargada del día a día del espacio, nos hablaba de cada chico como si fueran parte de su familia (…) Los chicos tienen un gran sentido de pertenencia: ayudan a cocinar, preparar la mesa, comen todos juntos, comparten mates con masitas que ellos mismos hornearon… Son esos momentos, llenos de sentimientos, los que logran tener en este lugar y les permiten anhelar una realidad distinta”.
Ludmila Caraffa
“Fue muy significativo para mi conocer la asociación, ya que me brindó la oportunidad de poder trabajar y diseñar un proyecto para tener la posibilidad de ayudar a otros (…) Aprendí mucho de la experiencia. También me gustó conocer a los miembros porque desde el primer momento me hicieron sentir bienvenida y el ambiente fue realmente lindo (…) Me interpeló mucho el conocer otras realidades, y me motivó para seguir trabajando en el proyecto, esperando que resulte de la mejor manera posible”.
Valentina Diaz
“No había tenido experiencias realizando voluntariados ni había participado en otra asociación civil, por lo que esta oportunidad me permitió experimentar otro lado de la carrera, que me enriquece y a la vez nos permite aportar un granito de arena para ayudar y enriquecer a otras personas (...) Casa de Francisco es una pequeña familia, donde realmente están abiertos a cada día lograr una mejor versión e integrar a todos aquellos que quieran formar parte de ella”.
Ana Leura
“Este proyecto me parece una oportunidad maravillosa para pensar y ver cómo desde mi lugar puedo efectuar un cambio positivo e importante para aquellos que necesitan de nuestros conocimientos o motivación para salir adelante. La calidez y entusiasmo con el que fuimos recibidas fue un abrazo al corazón ya que aceptan ayuda y buenas intenciones. Tratan de hacerte sentir uno más y de que sientas comodidad al compartir con ellos, y eso me parece que habla mucho de la asociación”.