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Jornada de Reflexión interdisciplinaria sobre eutanasia

17 de octubre | 14:00 - 20:00

Arancelado

Cuando un paciente está grave y no es posible restaurar su salud, con frecuencia el médico y el paciente se ven enfrentados a un conjunto de decisiones complejas relativas a los tratamientos médicos.

El final de la vida debe ser reconocido y respetado como una parte importante en la vida de una persona.

Los avances en la ciencia médica han aumentado la capacidad de los médicos para abordar varios asuntos relacionados con el final de la vida. Aunque la prioridad de la investigación para curar las enfermedades no debe verse comprometida, se debe poner más atención a crear tratamientos paliativos y la evaluación y la respuesta a los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales o existenciales una enfermedad terminal y otras condiciones al final de la vida.

La atención éticamente apropiada al final de la vida debe promover de manera rutinaria la autonomía del paciente y la toma de decisiones compartida, y ser respetuoso de los valores del paciente, su familia o allegados y representante(s). Las actitudes y creencias hacia la muerte y el morir varían ampliamente de una cultura a otra y entre las diferentes religiones, y los recursos de cuidados paliativos se distribuyen de manera desigual. El enfoque de la atención médica al final de la vida se verá influido significativamente por estos factores y, por lo tanto, intentar elaborar pautas universales detalladas sobre la atención terminal no es práctico ni inteligente.

La palabra eutanasia etimológicamente significa “buena muerte” y alude a provocar el fallecimiento de una persona para evitarle mayores sufrimientos a consecuencia de la enfermedad que la aqueja.

Nunca es el camino fundado en los siguientes argumentos:

1) La inviolabilidad de la vida humana: es cierto que la vida es, en cierto sentido, mía; soy responsable de lo que hago de ella. Pero si ninguna propiedad de bienes o cosas deja de tener una referencia social, menos aún la vida, que no es una propiedad cualquiera. El hombre no es dueño o propietario de la vida humana como si se tratase de un bien material. Si asimilamos el vivir a los objetos de propiedad, estamos privando a la vida del sentido de incondicionalidad e inviolabilidad que le confiere su dignidad. Más que propietario, el hombre ha de entenderse a sí mismo como administrador de la vida humana. Este es el fundamento de todos los bienes, fuente y condición necesaria de toda actividad y convivencia sociales.

La justa autonomía del hombre no alcanza para legitimar el suicidio ni el pedido de supresión de esa vida.

En la eutanasia hay una voluntad de apropiarse la muerte pero en dimensión y actitud equivocadas, no respetando la naturaleza y sus ritmos sino organizándola arbitrariamente.

2) La superioridad de la vida sobre todo otro valor, incluso la ‘piedad’: cuando se considera el valor de la vida humana, no cabe confrontarla con una enfermedad dolorosa, ni con el triste deterioro de un anciano, ni con la existencia penosa del enfermo mental o del subnormal. Nada supera el valor de la vida personal. Decir que es mejor morir que vivir en tales condiciones o situaciones, es alimentar un sentido utilitarista de la existencia humana; incluso hay una subversión de valores, pues un valor primario cede en pro de otro que es secundario.

3) La eutanasia cambia la misión del médico: la relación médico-paciente se basa en buena medida en la confianza que el enfermo deposita en su médico, de quien espera el bien, la salud o el camino hacia la salud y no el cese de la misma o la desaparición del bien. La eutanasia, pues, dista de ser entendida como bien de salud o camino hacia él. El médico asumirá, en virtud de su privilegio terapéutico, la función de mandatario personal de pacientes terminales o angustiados que piden el cese de la vida. (…) Si la autonomía personal tiene la última palabra a la que debe ajustarse el médico, entonces poco importa ya si el bien objetivo es buscado o salvaguardado. El plano inclinado hacia la eutanasia está diseñado si subvertimos el orden primacial de la beneficencia por el de la autonomía.

4) La eutanasia no es una opción por la libertad, porque al ‘decidir’ la propia muerte se acaba con la libertad. La persona humana nunca puede éticamente decidir que ya ha encontrado el sentido, o bien que nunca podrá ya encontrarlo. De ahí la inmoralidad ontológica del suicidio.

5) Peligro de abuso por parte de las autoridades: la posibilidad de la legalización permisiva de la eutanasia abre la puerta a la posibilidad del abuso del poder, bien sea de las autoridades civiles como de las sanitarias. Cuando la vida ajena está a disposición de la autoridad civil o de quien dirige un hospital, es posible que, ante cargas gravosas, se desee que finalice tal estado; para ello, invocarán ´nobles razones’ de ayuda.

6) La eutanasia resiente el sentido moral de la sociedad: legitimar o legalizar la eutanasia ofrecería una posibilidad más a la discriminación de los individuos. Cuando el orden social legitima que la vida de ciertos ciudadanos no es digna y por ello permite eliminarla, entonces se pone en marcha un proceso regresivo en la vida social y política de un pueblo, capaz de situar otros bienes por sobre el valor indiscutible de la vida humana. La vida humana es digna en sí y no en virtud de los condicionantes que la acompañan.

7) Eutanasia y dolor: para muchos, la eutanasia encuentra justificación ética por la consideración de aliviar el dolor inútil del enfermo terminal. Ciertamente la presencia del dolor ha de ser de inmediato atendida por el médico en orden a la calma y la desaparición. Aliviar el dolor es un gran gesto humano cargado de nobleza. Pretender suprimirlo suprimiendo al doliente no lo es.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

COORDINADOR:

INSTITUTO DE BIOÉTICA “Jérôme Lejeune” UCSF

 

INVITAN:

VICERRECTORADO DE FORMACIÓN

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

 

Consultas: bioetica@ucsf.edu.ar

Detalles

Fecha:
17 de octubre
Hora:
14:00 - 20:00
Precio:
Arancelado
Etiquetas del Evento:
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Organizador

Instituto de Bioética “Jèrôme Lejeune”
Teléfono:
0342 - 4603030 interno 144
Correo electrónico:
bioetica@ucsf.edu.ar
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