Jura y Profesión de Fe: Misa de Acción de Gracias por la gestión

En el marco de la Jura y Profesión de Fe del rector de la Universidad Católica de Santa Fe Mgtr. Lic. Eugenio Martín De Palma, del vicerrector Académico, Dr. Guillermo Ignacio Valentín Kerz y del vicerrector de Formación, Pbro. Prof. José Luis Ayala, en la mañana del jueves, la comunidad participó de la celebración de la Misa de Acción de Gracias por el inicio de la gestión.

El propio padre José Luis Ayala, presidió la celebración eucarística en la capilla universitaria de la Sede Virgen de Guadalupe, con la presencia de autoridades de las unidades académicas, personal administrativo y demás miembros de la comunidad de la UCSF.

A continuación, compartimos la homilía ofrecida por el padre Ayala:

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. …quiero -nos dice el Papa Francisco-dirigirme a -ustedes- para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría.” [1]
Somos bendecidos y por tanto convocados, para llevar adelante una misión que nos hace partícipes de los designios del Señor para con cada una de sus creaturas, de sus hijos. Tarea, que nosotros, realizamos en un lugar concreto: la Universidad Católica de Santa Fe.

En el Evangelio se nos propone a todos los bautizados obrar con misericordia y justicia para vivir en paz los unos con los otros. ¿Cómo vivir este mandato?

San Pablo, en la carta a Timoteo nos dice: “practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad.” (1Tim 6,11). Estas cinco cosas nos ayudan a vivir el pedido que el Señor nos hace:
Justicia: darle a cada uno lo que le corresponde no es simplemente atender la particularidad, sino relacionarnos con todos los integrantes de nuestra universidad como creaturas que esperan de nosotros una mirada comprometida con sus necesidades concretas.
Piedad: reconocernos que, como cristianos, necesitamos permanecer a los pies del Maestro no sólo para ser instruidos sino también para aprender su estilo de vida, su paciencia, su afabilidad, su mansedumbre, es decir, “con formarnos” a Él.
Fe: no como un mero sentimiento, sino como adhesión a la Palabra que ha sido pronunciada eternamente y que es la que nos hace más personas, porque nos permite realizar aquello que está inscripto en nuestro corazón, nos tensiona a la perfección, es decir a la santidad en leguaje bíblico, y nos posibilita la felicidad aquí, en la medida en que vivamos plenamente nuestra vocación, y nos abre las puertas del cielo.
Amor: es decir, aceptar la misericordia que nos ofrece el Señor y que nos dispone a la vivir en plenitud, porque el amor de Dios nos hace libres, en la medida en que lo aceptamos como don, y como respuesta nos dejemos amar por Él para así amar a los otros
Constancia: supone permanecer firme, anclado, en aquello que me plenifica y me conduce a mi fin último.  Nuestra constancia supone perseverar en el camino del encuentro con nuestros hermanos, con Nuestro Señor y con la comunidad concreta de esta universidad.
Bondad: que brota de reconocer en el otro a un hermano; no es una sonrisa de circunstancia sino el espejo en el que reflejamos la bondad de Dios que va mucho más allá de lo que podemos pensar o pedir.

En fin, mis hermanos en la fe, nuestro llamado supone una entrega que nos permite experimentar aquellas palabras del Señor: “La felicidad está más en dar que en recibir” (Hech 20,35).
Por eso elevo mi oración para que, este período que iniciamos como conducción de esta universidad, el Dios de la constancia y del consuelo nos conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús para que, con un solo corazón y una sola voz, glorifiquemos a Dios (cf. Rom 16,5-6).
Un mismo amor con Cristo: desinteresado, crucificado, entregado y despojado de todo vano interés.
Un mismo corazón con Cristo: un corazón que palpita para buscar al otro, que busca al otro y lo acerca para transformarlo y hacerlo crecer.
Un mismo pensamiento con Cristo: la voluntad del Padre los lleva a dar más allá de las propias fuerzas y posibilidades.

La tarea puede parecer compleja: se presentarán numerosos sinsabores y las circunstancias –sociales, políticas, económicas y personales- harán que muchas veces veamos desdibujado el horizonte: pero el Padre bueno del cielo que nos ha dicho “Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña” (Mt 21,28) nos mostrará su predilección acompañándonos en este servicio que nos ha solicitado.

Por todo esto demos gracias al Señor que convoca; demos gracias a la Iglesia que nos ha acogido y sostenido y nos ha confirmado en esta llamada; gracias Señor por la posibilidad de construir tu Reino en esta Universidad Católica de Santa Fe.

Que el Señor de la Gloria y de la historia bendiga a todos los que integramos esta comunidad universitaria; y que nuestra Señora de Guadalupe nos cubra con su manto virginal para que sigamos siendo constructores del Reino de Jesucristo, Nuestro Señor.  Amén

[1] Francisco, Evangelii gaudium, 1.

Lecturas del día: Sant 5,1-6 – Sal 48,14-20 – Mc 9,41-50

 



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