Estudiantes de Veterinaria de la UCSF realizaron una estadía en el hospital veterinario de la UCC

Macarena Petroli y Sergio Martínez realizaron una estancia estudiantil en el Hospital Veterinario de la Universidad Católica de Córdoba. Fue en el marco de las cátedras Práctica hospitalaria de grandes animales y Prácticas hospitalarias de pequeños animales, de la carrera de Veterinaria que la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UCSF dicta en Reconquista.  

Este viaje concreta uno de los puntos fundamentales del convenio firmado en 2022 por ambas instituciones y se suma a las estrategias de actividad formativa que la UCSF desarrolla con el objetivo de que sus estudiantes consoliden y amplíen las capacidades y saberes coincidentes con el perfil profesional que propone. 

“Estas prácticas son esenciales para que los estudiantes apliquen los conocimientos teóricos que han adquirido en situaciones del mundo real y desarrollen habilidades prácticas en su campo de estudio”, comenta la directora de la carrera, MV Mónica Berlanda.  

Para la carrera de Veterinaria, tanto CONEAU como el Ministerio de Educación consideran que estas prácticas son un componente esencial en la formación. “En la ciudad de Reconquista se realizan en diferentes espacios con los cuales tenemos convenios: clínicas médicas y quirúrgicas, campos, estancias, establecimientos privados y espacios municipales o provinciales. Aun así, la práctica hospitalaria, es irremplazable por su metodología particular de trabajo en equipo interdisciplinario. La práctica en un hospital aporta al alumno la posibilidad de la continuación de los casos clínicos en el tiempo, su evolución y desenlace, permitiendo el razonamiento clínico desde un criterio integrativo por lo cual es insustituible”. 

Experiencia académica y en valores  

En el Hospital de la UCC los estudiantes realizaron prácticas y adquirieron experiencia en el campo clínico, médico y quirúrgico de grandes y pequeños animales.  

En concreto, estas prácticas incluyeron la observación y participación en procedimientos habituales y de alta complejidad en diversas especies domésticas, como: atención clínica en consultorios, confección de fichas clínicas y administrativas, historias clínicas y certificaciones oficiales; comunicación asertiva con propietarios y compañeros de cursada; cirugía, anestesias e internaciones de diferentes especies con patologías frecuentes, trabajo laboratorial en análisis clínicos hematológicos, serológicos y en laboratorio de microbiología, fisiatría y terapias físicas en diferentes especies ambulatorias o internadas en el hospital.  

“Estos procedimientos representan el accionar diario de un profesional veterinario, por lo que les permitieron adquirir competencias generales y específicas, y principalmente desarrollar el pensamiento clínico, pensando y razonando, deliberando y emitiendo juicios clínicos con objetivos terapéuticos para resolver situaciones particulares. La cercanía con los casos hospitalarios también les permite realizar una reflexión de la práctica profesional, de sus resultados, objetivos y sus impactos en la realidad social”, explicó Berlanda.  

También aprendieron sobre la relevancia de la organización y administración eficiente del tiempo, del espacio, de las actividades productivas, del uso y cuidado de las máquinas y herramientas, equipos e instalaciones, y de la aplicación de las medidas de seguridad propias de la profesión veterinaria. 

En el campo formativo en valores estas prácticas tienen como objetivo comprender la importancia de la responsabilidad, el compromiso, la perseverancia y la valoración de las relaciones personales. “Esta labor fue facilitada por desarrollarse en una Institución que, como la nuestra, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y la herencia cultural”, puntualizó la directora de la carrera.  

 

Camaradería y vínculos para atesorar 

Macarena y Sergio coinciden en que la camaradería y la sociabilización fueron fundamentales en este viaje. Durante su estancia se vincularon con otros estudiantes y profesionales del campo, ampliando su red de contactos y fortaleciendo su sentido de comunidad.  

Para eso, los docentes de ambas instituciones contemplaron instancias de acompañamiento, seguimiento y retroalimentación que garantizaron la enseñanza, el aprendizaje y la generación de vínculos entre los compañeros que sin duda permanecerán luego de recibirse. 

“La experiencia fue positiva. Lo que más me gustó fue la dedicación de los profesores para explicarnos cada caso que llegaba al hospital. También me sorprendió cómo se organizaban para una cirugía, el rol de cada uno; aprendí mucho de esa práctica”, dice Macarena, mientras que Sergio resalta que aprendió a manejar quimioterápicos oncológicos y le resultó innovadora la aplicación de terapia neural en equinos. 

Ambos destacan la motivación con la que volvieron de su estancia, habiendo adquirido una gran cantidad de conocimientos y con grandes recuerdos para atesorar, además, de los contactos importantes que generaron para su futuro profesional. 



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