La jornada organizada por el Instituto de Bioética Jérôme Lejeune, y dependiente del Vicerrectorado de Formación, será el jueves 13 de abril, de 17 a 20hs por Zoom. Para mayor información, contactar con bioetica@ucsf.edu.ar
Las neurociencias están experimentando, en este inicio del siglo XXI, un significativo auge que supera el ámbito biomédico para adentrarse en numerosos aspectos de la realidad social. Ante este hecho, se impone el esfuerzo de comprender un nuevo campo científico, atisbar sus implicaciones sociales y deliberar acerca de las cuestiones éticas asociadas.
El seminario presentará un elenco de los principales asuntos que abarca la temática, para reflexionar sobre cómo afectan las ciencias del cerebro a la naturaleza del ser humano, a su condición ética y su eco en la filosofía y el derecho. Esta compleja novedad invita a un abordaje interdisciplinar.
El campo de la moralidad es uno de los que plantea numerosos interrogantes ante esta nueva realidad, tales como ¿qué luz arrojan las Neurociencias sobre la naturaleza de la moralidad y sobre cómo los seres humanos hacen juicios morales? ¿nos ofrecen por fin una ética universal? ¿tenemos en nuestro cerebro una estructura moral innata, incluso unos contenidos morales concretos acuñados por la evolución?
La neuroética trata de dar respuesta a esta y otras cuestiones relacionadas. Es la disciplina que se encarga del examen de lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, en todas las cuestiones referidas al tratamiento, perfeccionamiento, intervenciones o manipulaciones del cerebro humano.
La jornada tiene por objetivo dar a conocer y poner en discusión los avances que en los últimos años se están dando en el tema de la neuroética. Añadido a esto, propiciar una reflexión interdisciplinaria para atender a los principales interrogantes que desde el punto de vista ético plantean los avances suscitados.
Dos aspectos de la neuroética
Por un lado, la neuroética refiere a la ética de la neurociencia, que trata de desarrollar un marco ético para regular la conducta tanto en la investigación neurocientífica, como en la aplicación del conocimiento neurocientífico a los seres humanos.
Este apartado se ocupa de los protocolos de investigación, los descubrimientos incidentales, la aplicación a los individuos del conocimiento adquirido sobre la mente y el cerebro, ya que se pueden alterar los trazos de la personalidad, reforzar las capacidades cognitivas, la memoria, etc. La pregunta en este apartado es: ¿son éticamente correctas estas aplicaciones?
La otra dimensión de esta disciplina es la neurociencia de la ética, que refiere a la comprensión misma de la ética a partir de los conocimientos y el desarrollo de la neurociencia. Indaga las bases neuronales del actuar moral, y pretende encontrar elementos centrales de esa agencia, tales como la libertad de la voluntad o la sustancia de la moralidad misma.
Sin dudar, la neuroética se abre paso como un nuevo saber, en construcción, tan importante como lo sigue siendo la genética, la biología y las ciencias de la computación. Sin embargo, late un importante interrogante: ¿es verdad que las exigencias que plantea el mundo moral pueden fundamentarse en los mecanismos cerebrales? ¿es verdad que puede darse el paso del “es” cerebral al “debe” moral?