En su XXI edición, la denominada COP21 (por sus siglas en inglés) fue inaugurada el pasado lunes 30 de noviembre y se extenderá hasta el 11 de diciembre.
Organizada en el marco de las Naciones Unidas, se trata del foro máximo de diálogo sobre las problemáticas mundiales respecto al clima y su objetivo central apunta a lograr un acuerdo global para frenar el calentamiento global reduciendo sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero.
La localidad de Le Bourget, en las afueras de París, sede del evento y aún conmocionada por los recientes atentados terroristas, presenta un despliegue masivo de medidas de seguridad por parte del gobierno francés para recibir a los más de 150 jefes de Estado y de Gobierno con sus respectivas comitivas oficiales. Mientras rige el estado de emergencia, el Presidente de Francia, François Hollande, y el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dieron la bienvenida a la Conferencia a los líderes de todo el mundo allí presentes.
La presencia de los líderes de todo el mundo en la apertura busca dar un impulso político a la Conferencia para garantizar el éxito respecto a sus ambiciosos objetivos ya que, como se ha repetido en más de una oportunidad, “el futuro del planeta está en juego”.
Entre los hitos de la agenda, se lanza la iniciativa denominada “Misión Innovación” con la que una veintena de países, incluyendo a los cinco más poblados y los más contaminantes, se comprometen a duplicar sus inversiones en investigación sobre energías limpias para combatir el cambio climático, con el apoyo de organismos internacionales.
Bajo una gran expectativa internacional, los grupos de trabajo sesionan a contrarreloj mientras paralelamente tienen lugar las negociaciones diplomáticas de cara a lograr un consenso para la elaboración y firma de un documento final que sustituya al Protocolo de Kioto del año 1997. El objetivo mundial es frenar el calentamiento global que, según estimaciones, aumentaría dos grados centígrados (+2 ºC) la temperatura de la atmósfera a fin de siglo, lo cual profundizaría las catástrofes climáticas poniendo en peligro la vida en la Tierra.
Aunque el desafío es grande y las negociaciones comenzaron algo trabadas, según lo expresado por el Secretario General de la ONU lo que se necesita es lograr un acuerdo duradero, flexible y dinámico, en el que se exprese un trato solidario con las naciones más pobres y un compromiso de los países desarrollados para ayudar a financiar la transición hacia economías con baja emisión de dióxido de carbono (CO2). Los anuncios finales se esperan para el próximo 11 de diciembre.
