La afectividad en el aula: las emociones quieren pasar

Con el objetivo de involucrar al docente con su propia emocionalidad para que desde allí sea capaz de proponer un camino de educación afectiva en sus propios alumnos, la Dra. Laura Oitana, la Lic. Silvina Fantín y la Prof. Aldana Abad pensaron el Seminario Virtual de Educación Emocional “Permiso ¿Podemos pasar? Las emociones en la escuela”.

Se trata de una propuesta -que tendrá lugar los días 9, 16 y 23 de abril- de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UCSF. La misma estará a cargo de estas profesionales que integran la cátedra de Psicología de la Educación y tiene como destinatarios a educadores de nivel inicial y primario.

Las docentes hablaron con El Litoral de esta iniciativa y la importancia que supone para ellas la relación entre educación e inteligencia emocional, más aún a partir de la pandemia y lo que esta generó en todos los actores del ámbito educativo.

“Hay una demanda a nivel de las investigaciones científicas, sumado al auge de las neurociencias y de la educación emocional, y a la iniciativa de leyes que avalan la necesidad de plasmar esto curricularmente; pero en realidad el tema se trabaja un poco en nivel inicial y no tanto en otros. Tampoco hay una formación específica para los docentes, hay que buscarla por fuera de los programas curriculares”, aclara Aldana Abad.

 

Doble vía
El 2020 fue un año inédito a nivel mundial y particularmente para quienes trabajan en educación. Es por eso que la vivencia de la pandemia es disparadora de este seminario que fue pensado para abordar la formación emocional desde una doble vía.

En este sentido Silvina Fantín explica: “Por un lado pensamos en los docentes como educadores, como agentes formadores, en el aspecto afectivo. Pero también queremos generar un espacio en el que ellos puedan pensarse y trabajar las cuestiones afectivas y emocionales que involucran la tarea docente en un espacio de autoformación, podríamos decir. El objetivo es poder mirarse a partir de la reflexión conceptual y también tener una experiencia dialógica, de encuentro”.

 

Competencias emocionales

La propuesta tendrá un formato virtual de tres jornadas, en cada una de ellas se abordará un módulo diferente, con ejes y contenidos específicos.

En el primero, se presentarán aspectos introductorios de la inteligencia emocional y el concepto de educación emocional. La profesora Abad, a cargo de este encuentro inicial, destaca: “Como educadores muchas veces ponemos el foco en la formación intelectiva, y en realidad una formación integral tiene que abarcar todas las dimensiones de la persona humana. Queremos que cada docente pueda tener una experiencia vivencial, desde sus propias emociones”.

El surgimiento de la emoción y la respuesta que se da a nivel psicofisiológico; la toma de conciencia de estos mecanismos para aprender a encauzarlos; la gestión y autorregulación; y la adquisición de competencias emocionales serán algunas de las claves de la jornada.

 

La tarea docente
El segundo módulo estará a cargo de la Lic. Silvina Fantín y se enfocará en la tarea docente y el lugar que tanto la salud mental como las emociones tienen en esta. También en la necesidad de desarrollar la resiliencia como competencia fundamental y la importancia del equilibrio emocional y afectivo del educador para poder sostener a otros.

Por otro lado, en esta jornada también se abordará la afectividad en la infancia, cómo ésta evoluciona en el niño, cómo trabajar las emociones en los más pequeños y la importancia que tiene el docente como sujeto en la constitución subjetiva infantil.

“La educación en sí no puede excluir el aspecto emocional y afectivo. Por eso la provocación del título ‘¿Permiso ¿podemos entrar?’. Como docentes apelamos a conmocionarnos, fortalecernos y devolvernos esto que es parte de nuestra profesión. El aspecto emocional debe atravesar la propuesta educativa”, enfatiza Oitana.

 

Liderazgo emocional
Para terminar, el tercer encuentro abordará la práctica de la inteligencia emocional y estará a cargo de Laura Oitana. La doctora en Educación explica que a partir de la adquisición de ciertas herramientas y competencias, cada educador puede autogestionar sus propias emociones y tener liderazgo emocional frente a sus alumnos.

“Solamente si somos capaces de conocer y gestionar nuestras propias emociones, podremos ayudar a nuestros alumnos a reconocer las suyas y gestionarlas para alcanzar de esta manera autonomía en el aprendizaje. Tanto el docente como el alumno logran así un estado de bienestar emocional que va a redundar en el rendimiento académico”, concluye.

Fuente: Marina Zavala, Diario El litoral

 

 



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