El conversatorio “Pandemia y educación en el nivel inicial” fue la tercer experiencia de este tipo que realizó la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UCSF a fin de reflexionar juntos en torno a la realidad que nos atraviesa, buscando sostener espacios académicos aún en la virtualidad, para pensar y pensarnos.
En esta ocasión invitamos a las Profesoras Eugenia Moor y Ma. Belén Bello, integrantes de la cátedra Diseño Curricular del Nivel Inicial y Primario; a la Prof. Gimena Vinciguerra, a cargo de la cátedra de Pedagogía y a la Prof. Patricia Ramírez de la cátedra de Informática Aplicada a la Educación; todas docentes de la carrera de Ciencias de la Educación.
Guiando el debate en calidad de moderadores, estuvieron la decana Dra. Carmen González y el secretario académico Prof. Diego Rodriguez.
La consigna general fue reflexionar sobre la necesidad de reinventar las aulas del nivel inicial, tan significativas en la infancia y hoy presentes de un modo completamente nuevo y diferente, y la inevitable tarea de involucrar a los padres o adultos en los procesos de aprendizaje de los niños y niñas más pequeños.
La convocatoria fue abierta al público, para que pudieran sumarse en calidad de oyentes. La respuesta fue muy positiva ya que contó con 50 personas que escucharon las disertaciones respetuosamente y también pudieron sumar preguntas y experiencias personales al final de las exposiciones.
Permanecer conectados
Uno de los temas más preocupantes planteando como desafío a lo largo del conversatorio fue y es la necesidad de “sostener el vínculo” entre docente y alumnos en la virtualidad. ¿Cómo “hacernos presentes” y proponer estrategias que le den sentido a esa conexión? Y si bien se habló también sobre el acceso a la tecnología, desde todos sus aspectos, como un problema real; en el diálogo tuvo un significado mucho más profundo.
“El paso a la virtualidad dejó al descubierto la vulnerabilidad del sistema y la desigualdad de posibilidades. De las escuelas, de los docentes y de las familias. Y se hizo muy evidente en el nivel inicial, donde el rol del docente, la mediación, es fundamental, porque los más chicos no tienen esa autonomía que pueden tener los estudiantes en el nivel secundario o superior, ” consideró Eugenia Moor. “Y en la virtualidad, todo esto se tuvo que repensar, reinventar”, concluyó.
Sobre la distancia social obligada, Patricia Ramírez rescató que “Si bien se perdió el calor de la cercanía, este mundo de pantallas tuvo la posibilidad de mostrar las caras, el cuerpo, la voz.
A la maestra en ojotas, con su familia, en su casa… y es bueno también mostrar una realidad que no está tan preparada, tan rígida.”
Por su parte Gimena Vinciguerra instó a no perder de vista el vínculo humano entre docentes y alumnos. Y, citando al profesor y escritor Martín Kohan, aseveró que “no sólo es posible aprender y enseñar sin la tecnología, sino que lo más lindo que sucede en la enseñanza ocurre sin necesidad de la tecnología”
El aula en la casa
Otro de los puntos que inevitablemente se conversó fue la obvia necesidad de reacondicionamiento del ambiente: el espacio educativo se mudó del aula a las casas y esto también fue motivo de debate entre las expertas.
“Debemos pensar si es posible transferir a la virtualidad lo que hacemos en las clases presenciales. El nivel más complicado es el inicial, porque el espacio físico funciona como lugar de juego” consideró la decana Gonzalez, iniciando el intercambio de ideas.
“A raíz del nuevo contexto la escuela ganó visibilidad en la casa, y eso es muy bueno. Incluimos a la familia, a los adultos responsables o hermanos mayores, quienes son los nuevos mediadores en el juego. La pandemia nos puso en jaque en cuanto a las tecnologías, no como docentes” respondió en en su calidad de docente de Informática Aplicada a la Educación, Patricia Ramirez.
En esta nueva situación se hace necesariamente presente la tecnología, y en ello se explayó afirmando “Hoy por hoy es muy bajo el índice de casas donde no hay al menos un celular para entrar en contacto. Sin embargo el docente debe tener cuidado con la cantidad de materiales, porque muchas veces la familia entera también lo usa”, y llamó a “no colocar al alumno en un lugar pasivo. No reducirlo sólo a mandar un link y que haga tal actividad. Que no funcione como un ‘chupete electrónico’”.
El rol de padres y madres
“Los padres también están aprendiendo” consideró Belén Bello, cuando se habló de la importancia del adulto referente como nuevo mediador del juego con el niño, en este tiempo tan inusual. “Podemos pensarlo como un oportunidad: tenemos tiempo que antes no teníamos, y podemos aprovecharlo para reflexionar” agregó Bello, quien además compartió una estrategia puesta en práctica en su jardín: “Para que comprendan el valor pedagógico del juego, creamos una Escuela para Padres a través de audios y textos, para compartirles cómo implementar el juego y ayudarlos a empezar la actividad, a cerrarla, a involucrarse. También los invitamos a rescatar los juegos que ellos jugaban cuando eran chicos.”
Un contrapunto interesante surgió cuando Vinciguerra analizó la situación desde la perspectiva opuesta, reconociendo el rol esencial de los adultos en este momento pero sin llegar a “hacer escuela para padres”.
“El espacio del docente siempre fue el aula y ahora debe ocupar un espacio de intimidad de la familia y tiene que reinventarse” agregó.
“El vínculo con la familia siempre estuvo. Y en este contexto tan particular, donde para llegar al niño tiene que necesariamente haber un adulto para mediar, se corre el riesgo de pensar más para ese adulto que para el niño. Es complejo y difícil, pero no debemos perder de vista eso” concluyó la docente.
Cuando todo pase…
Entre las exposiciones de las profesoras y las preguntas y colaboraciones de los oyentes el conversatorio “Pandemia y educación en el nivel inicial” pasó las dos horas.
“Me gustaría que cuando pase todo esto, se pueda valorar más el nivel inicial, porque en el imaginario colectivo el niño va al jardín sólo a jugar. Y quizás en esta situación en donde los padres están más allegados a las propuestas didácticas y los docentes les explicamos qué es lo que se busca, se logre cambiar la mirada .Es un nivel que tiene una riqueza absoluta, no hay que dejar de mirarlo y de prestarle atención” consideró Bello.
A la hora de pensar un eventual retorno a las actividades, Moor no dudó en establecer las prioridades: “Los otros niveles (secundario y superior) pueden ser sorteados de mejor manera. Pero para el nivel inicial va a ser necesaria la presencialidad, y tenemos que preguntarnos qué va a quedar de este proceso”
“Esta tiene que haber sido una instancia de aprendizaje no sólo para los estudiantes sino también para los docentes. Tenemos que ver que herramientas de las que aprendimos podemos rescatar, reflexionar para que esto no haya pasado en vano” agregó
Para finalizar, la decana Gonzalez destacó que “logramos el momento del encuentro, y poner luz sobre lo que estamos haciendo en lo cotidiano. Fue una propuesta que brotó del corazón de esta carrera para darnos un espacio, y nos vamos con muchas sensaciones positivas”.