“La familia está plenamente viva”

El VIII Encuentro Mundial de las Familias junto al Papa Francisco ha llegado a su fin. Ha sido una fiesta, un tiempo de gracia, una oportunidad de vivenciar la universalidad de la Iglesia y una gozosa constatación del lema elegido para esta edición: “La familia está plenamente viva”.

María Alejandra Dilda de Olaguibe y Luis Olaguibe, integrantes del Instituto para el Matrimonio y Familia,  representaron a nuestra Universidad en este Encuentro, y aquí comparten su experiencia junto a las familias del mundo.

Filadelfia, cuna de la independencia de Estados Unidos y ciudad del amor fraterno, ha sido anfitriona de esta edición del Encuentro Mundial, el más numeroso desde que San Juan Pablo II lo creara en el año 1994. Más de 20.000 personas peregrinamos desde distintas partes del mundo, entre ellos una delegación de 120 argentinos, y nos dimos cita en el Pennsylvania Convention Center durante los días 22 al 25 de setiembre para testimoniar, celebrar y reflexionar sobre la belleza del matrimonio y la vida familiar.

 

Nuestra participación en este Congreso Teológico Paspapa-en-filadelfiatoral que se celebra cada tres años no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de la Universidad Católica de Santa Fe. Fuimos representando a nuestra Casa de Altos Estudios como integrantes del Instituto para el Matrimonio y la Familia y miembros de la REDIFAM, Red de Institutos de Familia de América Latina y asistimos a la primera reunión internacional de Institutos de Familia que se realizó el día 22 de setiembre con la incorporación de universidades de México y de Europa.

Allí se recibió la propuesta del Pontificio Consejo para la Familia a cargo de Monseñor Paglia, de realizar el año próximo un Encuentro Mundial de Institutos Universitarios de Familia en Roma y se culminó con la redacción de una declaración pública.

 

Lo vivimos como “una semana de gracia, un tiempo en el que Dios se movió entre nosotros”, como dijo Monseñor Chapul, Arzobispo de Filadelfia, en la apertura del Congreso. La organización del encuentro en el monumental Centro de Convenciones se desarrolló con una misa diaria por la mañana y luego conferencias destacadas e individuales que permitían la participación por temas de interés, con traducción simultánea en varios idiomas. En esos días hemos escuchado a conferencistas de nivel internacional y representantes de grandes movimientos mundiales pero también a laicos, matrimonios y  personas consagradas de pequeñas comunidades. Los oradores elegidos no eran sólo católicos: los hermanos cristianos de otras tradiciones, judíos, musulmanes y fieles a la Iglesia de los Santos de los Últimos Días también tuvieron su espacio demostrando que la familifiladelfia-mat-y-fama como institución natural abraza a toda la humanidad. En cada sesión el testimonio personal o el aporte desde las distintas ciencias respondía a este objetivo propuesto por el Papa Francisco en la convocatoria: proclamar la belleza y la grandeza del matrimonio y la familia y presentarlo con un rostro real, adaptando las propuestas pastorales a los contextos sociales y culturales en los que cada una crece y se desarrolla. En todas las conferencias el anclaje fue el testimonio personal de vida tanto de los laicos como de los consagrados. Los temas desarrollados apuntaron a iluminar las realidades que a diario afrontamos las familias: los desafíos de criar a los hijos, la intimidad entre los esposos, la atención a las personas con discapacidades y mayores, la función de los abuelos, la pérdida de un esposo o un hijo, los efectos del divorcio, entre otros.

 

Más de 500 stands con movimientos, instituciones educativas o religiosas, congregaciones, ONGs de todo el mundo presentaron la diversidad de carismas y la fuerza de mensaje que se presenta de tantas modos y con tantos rostros, en tantos idiomas, proclamando el mismo Evangelio de las Familias a los hombres de este tiempo.

 

Finalmente llegó el momento esperado: el encuentro con nuestro pastor, con el Papa Francisco. El día sábado Filadelfia ya era “Francisville”, una ciudad cercada, peatonal, para que los peregrinos de todo el mundo -más de un millón- pudieran vivir la Fiesta de las Familias en el Benjamín Franklin Parway. Desde muy temprano por la mañana las familias se apostaron en las vallas ubicadas a lo largo de la avenida. La fiesta comenzó a las 19.30 hs. y el Papa Francisco presidió esta vigilia de oración, testimonios de fe y vida familiar de todos los continentes y la presencia de artistas de primer nivel internacional como Andrea Bocelli, Aretha Franklin, Juanes y la reconocida Orquesta de Filadelfia. Como en cada uno de sus alocuciones en suelo norteamericano el Papa Francisco eligió el español e improvisó papa-en-filadelfiaun mensaje que nos caló profundo: “La familia tiene en su poder la “carta de ciudadanía divina” para que en su seno crezca “cada vez más la verdad, el amor y la belleza. Cuidar a los abuelos y cuidar a los niños es la muestra de amor más promisoria de la familia, porque promete el futuro. Un pueblo que no saber cuidar a los niños y un pueblo que no sabe cuidar a los abuelos, es un pueblo sin futuro, porque no tiene la fuerza y no tiene la memoria que lo lleve adelante”.

 

El domingo, con un operativo de seguridad extremo que implicó más de 4 horas de espera para entrar al parque, y dejó a gran parte de los peregrinos sin poder participar, finalmente pudimos acceder y alcanzamos a compartir con los fieles de todo el mundo la Misa de Clausura del Encuentro Mundial. Fue para nosotros el momento más emotivo de este viaje: compartir la liturgia de la Palabra, rezar el Padre Nuestro en tantos idiomas y finalmente recibir a Jesús en la Eucaristía y contemplar las lágrimas de gozo y agradecimiento en tantos rostros y sentirnos hermanados en este mensaje de esperanza para el mundo que ahora estamos llamados a compartir: Como dijo el Papa Francisco en la homilía, fuimos testigos de que “la familia es una fábrica de esperanza, de esperanza de vida y resurrección.”

 



Santa Fe, Sedes, IMF Instituto para el Matrimonio y la Familia