Los sirios fueron víctimas de un nuevo ataque con armas químicas.

El sábado la ciudad de Duma, último bastión de las fuerzas rebeldes sirias, fue atacada con armas químicas. Más de 40 personas murieron a causa del mismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció incluso que, tras el bombardeo de Duma, más de quinientas personas ingresaron en hospitales e instalaciones sanitarias con síntomas como “severa irritación de mucosa, fallos respiratorios y perturbación del sistema nervioso central”, consistentes con un ataque químico.

La reacción de la comunidad internacional no se hizo esperar: Se denunció el ataque y el régimen de Bashar al Assad, a quién se responsabilizó del mismo. Incluso Donald Trump aseguró que, con mayor vehemencia, analiza la posibilidad de enviar tropas norteamericanas al terreno. Esta decisión ha sido avalada por los gobierno de Francia y el Reino Unido, triada que se encuentra analizando los próximos pasos a seguir. Mientras tanto, el Ejército sirio está evacuando en las últimas horas sus principales bases aéreas e instalaciones militares ante la amenaza de un inminente ataque

El martes, y haciendo uso del poder que le otorga su condición de “miembro permanente”, Rusia ha vetado una resolución en el Consejo de Seguridad la que impulsaba la creación de un nuevo mecanismo internacional que permita identificar a los responsable del uso de armas químicas en Siria. Asimismo, en las últimas horas, portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú han afirmado que el ataque con armas químicas es solo un “pretexto” de Estados Unidos para reforzar sus bombardeos en Siria



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